La supuesta crisis de la CUT y los sospechosos de siempre

No hay duda que existe una intencionalidad política de querer llevar hacia un estado de crisis a la Central Unitaria de Trabajadores (CUT),  porque contra viento y marea, lo objetivo es que la multigremial, está viviendo un proceso de Autorreforma histórico tras las fallidas elecciones internas del 25 de agosto del año pasado. Ese momento, marcó un punto de inflexión y profunda reflexión que hoy está fortaleciendo las estructuras democráticas de la CUT.

De ahí, que esta insistencia de cuestionar su carácter democrático y representativo, no sea más que un empeño político para arrinconarla.

Si de verdad existiera ese honesto espíritu fiscalizador cabría preguntarse ¿quién se preocupa de cómo se elige la directiva de la poderosa CPC?

¿Quién se preocupa de constituir comisiones investigadoras en el Parlamento para averiguar cuáles son los estándares democráticos de las elecciones de los directorios de la Sofofa, o de una caja de compensación o de cualquier gremio de relevancia en Chile?...nadie, pero ante la CUT, resulta que todos estos sectores alzan sus voces apocalípticas.

Hasta el propio Luksic se preocupa, hasta el mismísimo ex comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Jorge Arancibia se preocupa… ¿por qué el gran poder económico empresarial está tan preocupado de la CUT?

Pero no hay que ser ingenuos. Las dudas no caen sólo sobre los sospechosos de siempre, ya que no se trata solo de personajes de la derecha política y empresarial quienes están fraguando este clima hostil, queriendo arrastrar a la CUT hacia el mismo cerco de desconfianza en el cual la ciudadanía, los tiene a ellos arrinconados; también esta arremetida, proviene de grupos políticos que quieren disputar el movimiento social/sindical con fines electorales de corto plazo y, de otros sectores que creen que jubilarse significa que la institucionalidad jubile también con ellos.

Ahora bien, la CUT no desconoció los hechos que empañaron las elecciones realizadas en agosto del 2016. Hubo irregularidades denunciadas ante el Primer Tribunal Electoral (TE) de la Región Metropolitana. Sin embargo, en ese cisma que se generó en esos días, la CUT vio una oportunidad para revisar qué estaba haciendo mal, para que esto sucediese. Y como dice el viejo refrán: “las crisis representan una oportunidad”.

Una oportunidad única que, primero llevó a la CUT a realizar en enero de este año, un Congreso Nacional (su máxima instancia democrática), en el cual se aprobó la Autorreforma que no es otra cosa que la profunda reforma de sus Estatutos que rompe con paradigmas añejos y se adecúa a las demandas actuales del movimiento sindical y del país en su conjunto.

En ese contexto, se convocaron nuevas elecciones que debieron ejecutarse el pasado 20 de abril, pero cuya fecha tendrá que reprogramarse hasta que el TE, falle en torno a las denuncias de fraude en los comicios de agosto del año pasado. En ningún caso, este Tribunal ha cuestionado el proceso electoral que se estaba llevando a cabo este año porque, por primera vez en la historia de la CUT, se tuvo, por ejemplo, padrones electorales públicos a tiempo y se avanzó en transparentar el pago de cuotas de las organizaciones afiliadas. Y esto, no lo ha hecho ninguna otra organización sindical del país.

La CUT, más allá de la crisis que ha podido vivir a través de su historia, es y seguirá siendo la gran referente de los(as) trabajadores(as) chilenos(as).

Su Autorreforma fortalecerá su histórico rol en la construcción de proyectos democráticos en Chile. Y esto, no tiene vuelta atrás.

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