La vacunación requiere un aporte de buena voluntad

Prontos a cumplir un año desde que la pandemia del Covid-19 llegara a nuestro país, cambiando dramáticamente la vida cotidiana de la gran mayoría de los chilenos, la esperanza de que ella sea controlada llega con la autorización de dos vacunas, que han pasado por las exigencias científicas que corresponden para poder iniciar su inoculación, comenzando por los segmentos prioritarios que ha fijado la autoridad pública de salud.

De la experiencia sanitaria, económica y social que ha tenido nuestro país, se desprende que es imperativo controlar el Covid-19 y con ello generar las condiciones para establecer un retorno a las actividades familiares, sociales y económicas en todo su amplio espectro.

Así podemos ver con satisfacción cómo se ha logrado desarrollar vacunas eficaces y seguras, que pueden actuar positivamente, disminuyendo el número de personas susceptibles, deteniendo de ese modo la transmisión del virus.

Flagelos como la viruela, la poliomielitis, las influenzas, entre otros, han sido controlados, cuando no eliminados como amenazas, con el uso de vacunas. Los planes de vacunación en lactantes y en la niñez, han permitido la erradicación de enfermedades invalidantes o mortales para la infancia y la posterior adultez. La eficacia de las vacunas ha sido un éxito sanitario en el mundo, gracias a la labor investigativa de la ciencia y a políticas públicas inobjetables, desde cualquier perspectiva científica, sanitaria o moral.

La situación que nos encontramos viviendo y el carácter colectivo de una estrategia de vacunación, para que tenga éxito, requiere una voluntad colectiva de inmunización, que permita proteger a aquellos que, por razones médicas no están en condiciones de ser vacunados, los que, a su vez, son a menudo los que tienen mayor riesgo de complicaciones al infectarse.

Conscientes de que todos podemos contribuir al plan de vacunación que abordará nuestro país, hemos convocado a todas las Logias para que pongan las casas masónicas a disposición de los órganos sanitarios que correspondan, para que la población aledaña pueda concurrir a vacunarse, ayudando de ese modo al esfuerzo de evitar grandes concentraciones de personas en los consultorios de salud.

Las casas masónicas están distribuidas desde Arica a Punta Arenas, y quedan a disposición de las autoridades comunales de salud, en los plazos y exigencias que correspondan, ayudando a que haya más opciones para llegar de mejor forma a la población.

Esta iniciativa es coherente con nuestro llamado a unir esfuerzos de buena voluntad para superar la pandemia y sus consecuencias que han sido tan duras para la mayoría de los chilenos.

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