Las encrucijadas de la izquierda chilena

Un análisis atento del actual panorama político debería dar luces de los procesos a los que nos acercamos inevitablemente. Lo que parecía impensable por fin llegó. El fin de la política de los concensos a la antigua. Es decir, dos grandes conglomerados negociando en la cocina de uno/a de los  master chef. Esto ya se acabó. Lo que nos espera es la negociación puntual, los acuerdos pragmáticos para evitar que determinado candidato o grupo político llegue al poder.

Una causa importante de este ocaso de la antigua política es el desgaste natural de la élite concertacionista. No puede sorprender este proceso debido a que el pacto emergido a fines de los años 80 fue instrumental, tuvo una función, un éxito y, en último término, no tiene porqué permanecer así para siempre. En este sentido, hay toda una generación muy bien representada por Ricardo Lagos que se resiste a este camino sin retorno, pero que en verdad se encuentran intentado tapar las olas del mar con las manos.

El desgaste de esta coalición, entre otros aspectos, se debe a los vicios de un conjunto parasitario que hoy se conoce como operadores que los partidos políticos iban poniendo en todas las reparticiones públicas. Gente que muchas veces no tiene preparación para los trabajos en los cuales se los coloca “engorda en los puestos públicos”. Esto se convirtió en una mochila tan grande que finalmente arrastró a toda la élite al fondo del océano.

¿Quién no ha tenido la oportunidad de conocer gente a la cual le pagan por puros favores políticos? ¿O qué me dicen de los puestos que ya están cocinados y en los cuales la gente concursa sabiendo que va a perder? El descaro se ha cristalizado en la ciudadanía en la forma de odio hacia la élite. En la forma de envidia hacia lo que tienen personas sin preparación, pero que conocen a tal o cual persona influyente.

Guillier tendrá que navegar en esta avalancha y no es tarea fácil, pues en efecto él no corresponde a esa casta alimentada directamente por el pacto del arcoiris. Será, y está siendo aplastado, por las fracturas de los partidos que lo apoyan y por la ciudadanía cansada de esa política rastrera. Urge en este sentido una reforma al aparato del Estado en cuanto a la contratación de personal. Las reparticiones públicas no pueden ser centros de acopio para parásitos políticos.

Ahora bien, la nueva agrupación política de izquierda a la española sufrirá el mismo problema que Podemos. En primer lugar, el Frente Amplio tiene el riesgo de convertirse en una embajada para desertores de la antigua élite; algo de esto ya se observa, dicen estar decepcionados de la antigua política, pero llegarán con todas sus prácticas macucas. A esto lo denominaría un Frente Demasiado Amplio.

En segundo lugar, se convertirá en una reunión de agrupaciones tan diversas que sólo se pondrán de acuerdo en cuestiones específicas y luego tenderán naturalmente a la fregmentación en diversos liderazgos que se pelearán entre ellos. Recordar lo sucedido en España entre Pablo Iglesias e Iñigo Errejón.

Las divisiones de la izquierda suelen ser irreconciliables y no los une mantener las condiciones de clase como a la derecha, sino puras posiciones de poder y mantención de los liderazgos.

En tercer lugar, dada la contaminación de la antigua élite los jóvenes pueden terminar haciendo lo mismo que sus mayores pero en otro contexto. No olvidar lo que dice Marx en El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte: “La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando éstos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje.”

Desde Facebook:

Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado