Las ideas de derecha no van con la Democracia Cristiana

El 2 de julio es la fecha en que los chilenos podrían ir a las urnas para participar de las primarias legales y así definir los candidatos a la elección presidencial de noviembre. Es un ejercicio de profunda convicción democrática, donde se deposita una enorme cuota de confianza en los ciudadanos para que participe en la toma de decisiones de los conglomerados políticos.

De hecho, el país invirtió grandes esfuerzos y recursos para contar con esta herramienta, también como parte de una agenda que permitiera recuperar el prestigio y confianza en la política.

Lamentablemente, el debate hasta ahora al interior de la Nueva Mayoría se ha centrado en que si seremos parte o no de la primaria del sector. Ni el tono ni el fondo de la discusión está haciendo bien a ninguna de las partes, principalmente porque después de tanto discurso y debate en el Congreso, ahora aparecen varios que parecen no considerar que las primarias legales no es sólo la forma de definir los candidatos del conglomerado, sino que es un instrumento que valida aún más a la actividad política.

Estas discusiones por los medios pueden llevar al PDC a una situación francamente incomprensible: terminar siendo el único partido que no está dispuesto a medirse en una primaria.

La derecha ha anunciado hasta ahora su voluntad de elegir a su candidato en una primaria, lo mismo han hecho los partidos PPD, PS y radicales, quienes han insistido en el uso de esta herramienta. Por otro lado, el Frente Amplio al menos está debatiendo la opción de una consulta ciudadana si no pueden cumplir con los requisitos de la primaria legal.

¿Y la DC? No somos pocos los que hemos insistido en el partido que la primaria nos permite mantener unida a la coalición, nos permite allanar el camino a un pacto programático y electoral que sea responsable y viable para cada partido, pero que sobre todo nos de gobernabilidad.

Es cierto que el riesgo del fin de la Nueva Mayoría no tiene que ver sólo con el fin de una lista parlamentaria y si el debate se reduce a eso, quiere decir que la Nueva Mayoría no es más que una máscara, cosa que rechazo de plano.

Un quiebre en nuestra alianza pone en riesgo el proyecto político en el que hemos trabajado, pone en riesgo las reformas que han mejorado la vida a miles de familias y le abre las puerta a las fuerzas de una derecha que sí aparece ante la opinión pública como ordenada y capaz de llegar a acuerdos.

Me preocupa el clima que se ha sembrado al respecto. Debemos considerar que cada voz es importante y debe estar pensando en el aporte de nuestro partido, no sólo al interior del PDC, sino desde el aporte que podemos ser para el país.

Es delicado crear escenarios y dar por hecho que la mayoría de nuestro electorado votará por tal o cual candidato en las elecciones. La DC no votará por quienes creen que la educación es un bien de consumo, la DC no vota por quienes proponen que la única solución al tema de las pensiones es que la gente trabaje más años. Suponer que el electorado DC preferirá las ideas del neoliberalismo antes de un proyecto de centro izquierda del que hemos formado parte y en que hemos puesto también nuestro sello, es crear un real punto de diferencia en nuestro partido.

La DC no es neoliberal, la DC no cree que los derechos sociales deban reemplazarse por un “ticket de cambio”.

La DC cree en ciudadanos más que en consumidores. Esa impronta la hemos dejado impresa en cada proyecto de ley y cada reforma que se ha aprobado en el Congreso y en las Presidencias que hemos ejercido desde el retorno a la democracia.

Por eso, el mejor camino para una DC que quiere seguir proponiendo y aportar al desarrollo de Chile, es seguir formando parte de un pacto político que ofrezca a nuestros compatriotas un país más inclusivo y justo.

Las ideas de derecha, van justamente,  para el lado contrario. 

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