Las Reformas, los “Nini” y el crecimiento
Varias noticias de estos últimos días han dado cuenta de realidades que no siempre somos capaces de evaluar en su justa dimensión. Una de ellas es que el FMI destacó que las reformas impulsadas por el Gobierno y la Nueva Mayoría tienen buen potencial para reforzar el crecimiento futuro del país.
El Fondo Monetario Internacional -a diferencia de líderes de la Oposición- sostiene que las reformas "allanan el camino para levantar el crecimiento y reducir desigualdad”, tema que cualquier chileno debería considerar positivo. Es cierto que hay críticas y observaciones, justamente ese es el sentido de lo que hemos planteado. El fondo es bueno, hay que mejorar la ejecución y la puesta en marcha.
Por otro lado, un estudio de una consultora internacional mostró un muy mal dato respecto la participación de jóvenes en el mercado laboral y educacional en Chile: de los 35 países de la OCDE, ocupamos el magro lugar 25 en el listado. Es preocupante, ya que estamos hablando de una generación que no trabaja ni estudia, en su gran mayoría por falta de oportunidades para ello y que de estar incluidos en el sistema, permitirían a Chile un salto en el PIB de un 3,7% en el largo plazo.
En Chile, la cifra de jóvenes en esta situación, entre los 15 y los 29 años alcanza a un 14% y más del 72% de esa cifra son mujeres, según datos Casen. Acá lo relevante es entender que la acción política y decisión en la económica tiene rostro humano.
Cuando hablamos de reformas y su impacto en el crecimiento,del aporte de nuestras propuestas que se votan en el Congreso, o cuando tenemos legítimas diferencias en el alcance y contenido de los cambios, estamos hablando de esos jóvenes que no estudian ni trabajan.
Se trata de personas con nombre y apellido, de familias que tienen domicilio conocido, de gente que requiere una respuesta oportuna, eficiente y de calidad ante sus sueños de prosperar. Si lográramos entender que ese es el objetivo de las críticas, aportes y propuestas, el impulso de políticas públicas sería más efectivo.
La política no es para cuidar liderazgos, ni para rescatar conglomerados políticos o perpetuar mandatos. La política es la herramienta que el mundo civilizado encontró para ayudar a personas, hombres, mujeres, jóvenes y niños que necesitan justicia social, dignidad y realización personal.
Al menos así lo entendemos y quisiéramos invitar a ese tipo de diálogo cuando tratamos los grandes temas de la economía y el crecimiento. No es la cifra, la reforma o la tasa, estamos hablando de personas que merecen una oportunidad.
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