Mal diagnóstico, malos resultados

El amplio triunfo de Sebastián Piñera que supera todas las votaciones históricas de la centroderecha y con mayor participación de votantes desde que se estableciera la inscripción obligatoria y el voto voluntario, hace necesario  reflexionar sobre la causa de este fenómeno.

Sin duda alguna que ha habido errores de diagnóstico de parte de la dirigencia de la centroizquierda y aciertos de los de la centroderecha. Me centraré por ahora en la mirada de la centroizquierda. Por el escaso tiempo de análisis y falta de información para realizar algunos cruzamientos, con mucha humildad, porque no es posible levantar explicaciones objetivas, me permito puntualizar algunas explicaciones a modo de hipótesis.

Primero el considerar que debía reemplazarse la Concertación por la Nueva Mayoría. Si bien, en un principio, podría parecer un simple cambio de nombre, la posición de quienes se incorporaron al PC y quienes acompañaron inicialmente a Michel Bachelet, generaron una visión contradictoria de este sector.

Una expresión de ello representó La Retroexcavadora, una burda y pésima lectura de los dirigentes de lo que la sociedad chilena quería. Por una parte, parecía representar un tratar de cortar con el pasado y no reconocer lo exitoso que fue la Concertación en tantos años de Gobierno.

El país se había desarrollado disminuyendo claramente la pobreza. Los cambios se hacían gradualmente y se esperaba que continuara así.

Porque este país tiene traumas que no quiere volver a vivir. Ni una nueva dictadura y tampoco una nueva Unidad Popular.

Cuando en general más del 85% de la población ha mejorado su estándar de vida y hoy vemos trabajadores asalariados que tienen autos, que tienen su casa propia, que pueden veranear, que consiguieron que alguno de sus hijos llegue a la educación superior y se titule como profesional. Algunos dirán, pero muy endeudado. Es cierto, pero ahora pueden endeudarse y con ello tener acceso a una realidad que veían muy lejana. Antes ni siquiera eso podían. Ahora vislumbran que han ido ascendiendo socialmente, rompiendo estigmas de varias generaciones anteriores.

¿Ustedes creen entonces que estos sectores están dispuestos a poner en riesgo lo conseguido? Me parece que lo natural  es que  hoy sean más conservadores.

La Nueva Mayoría no leyó esto y se dejó guiar por errores de análisis del Partido Comunista, partido que hace ya muchos años perdió la brújula cuando quiso sacar a Pinochet por las armas, mientras otros, que leyeron mejor la historia lo hacían con un lápiz.

En mi opinión fue un error garrafal abandonar la Concertación quién debía liderar los cambios necesarios que había que hacer. Su estilo gradual, dialogante, buscando mayores niveles de consensos era un camino probado y exitoso. Lo fatal fue optar por un abandono del centro, al quitarle sustento a la DC e irse más hacia la izquierda con el PC.

El segundo error es creer que los que más gritan en las calles son representantes de la voluntad del país. Craso error. En una columna anterior ya hice un análisis detenido al respecto.

La gran mayoría no tiene tiempo para salir a las calles o incluso no les gusta esa forma de manifestarse. Muchos están abocados a un duro training de vida que no les da tiempo para salir a gritar a la Alameda o a los centros urbanos del país.

Es cierto, hay que mejorar la educación, pero era lógico que debía partir por la parvularia, básica y media, no por la Universitaria. Destinando a éstas grandes sumas y postergando la agonía de la municipalización que ha demostrado ser un desastre, dejando desprotegido a los niños del Sename que tienen también urgencia. La razón, por hacerle caso a los que más gritan y a las ex dirigentes estudiantiles hoy diputadas.

En ningún caso queremos decir que el cambio de la Educación Superior no es necesaria, pero equilibradamente con la educación básica y media. Una muestra fehaciente de lo señalado, es que la gratuidad debiera haberse centrado inicialmente en la Educación Técnica que es la que concentra el mayor número de personas de bajos recursos y la más necesaria para el desarrollo del país.

Sin embargo en el primer año ni siquiera fueron considerados y solo con el tiempo se ha ido subsanando este garrafal error.

Gracias a Dios en el sistema previsional han sido más cautos y no cayeron en la promesa fácil de terminar con las AFP.

El tercer error es no comprender que en la política tradicional debía hacerse una gran transformación. Más que cambio de nombres se requería una gran transformación de la política, suponía que se generara una nueva dirigencia que no estuviese salpicada por los escándalos que ha venido sufriendo los partidos tradicionales. Se requerían líderes y caras nuevas en la dirigencia y como candidatos al parlamento. Se necesitaba aprobar las leyes que terminaba con la perpetuación en el poder, como una muestra real de que estaban pensando en una política por el bien de Chile y no para el bien y beneficio de ellos.

El Frente amplio realizó esa lectura y lo capitalizó en la elección parlamentaria, pero se demostró con esta elección presidencial, que sus adherentes no estaban necesariamente con ellos por su programa, sino porque quería castigar a los partidos tradicionales abriéndole espacio a nuevas caras, lo que se expresó también en la derecha. Hoy parece evidente que hubo votos de ellos que fueron a Sebastián Piñera.

El cuarto error optar por Guillier y abandonar a Lagos.  Haciendo caso a las encuestas, las mismas que mostraron graves errores en sus análisis, prefirieron seguir a Guillier y con una falta de criterio y olfato político dejar a Lagos sin sustento. Primero, lo lógico es que quienes aparecían como los adalides de la participación ciudadana tuvieran efectivamente unas primarias y deberían haberla asegurado Si o Sí. Pero al final operaron las maquinarias políticas y de intereses personales más que el bien del país.

En el debate de primarias y confrontados Lagos con Guillier, habría quedado en evidencia las grandes debilidades de este último. Su falta de claridad, su lenguaje confuso, la falta de manejo de su propio programa y sus frases poco afortunadas.

En ese estadio habría quizás ganado Lagos y así hoy la historia podría haber sido otra. Es un líder claro que da seguridad al país y que hubiese remediado tanto la falta de seguridad que Guillier ocasionaba no solo en los estratos altos sino también en los medios. Basta ver las personas que celebraban el triunfo de Piñera. Es un estadista de prestigio, sólido y con una tremenda visión de futuro.

De seguro que habría continuado los cambios, pero con gradualidad y con mayor consenso social y político.

Para todos los de la Nueva Mayoría que quieren que todo se resuelva en un gobierno, creo que debieran integrarse al Frente Amplio y sostener esa actitud. En mi opinión el país no está para jugarse aventuras y no preveo de esta visión una mayoría electoral. Está demostrado por larga data que hay un gran electorado de centro y/o que vota buscando una mayor seguridad.

Cuando Guillier se preocupó más de responder a las aspiraciones de Beatriz Sánchez que Carolina Goic, definitivamente dio una señal que se transformó en lapidaria para su opción de gobierno. El debilitamiento de la Democracia Cristiana fue el peor error de la Nueva Mayoría le daba la espalda al centro político que evidentemente se volcó por Piñera, no necesariamente por convencimiento, sino por seguridad.

En resumen, creo que la sociedad prefiere resguardar la estabilidad y los cambios graduales. Esa es la señal que se da con el triunfo de Piñera. Preferir un diablo conocido que otro por con conocer. Lo claro es que la centro derecha se ha fortalecido, mientras la centro izquierda habiendo potenciado al Partido Comunista y debilitado la Democracia Cristiana, perdió absolutamente el rumbo.

En ningún caso pretendo con esto agotar el tema, sino dar algunos pincelazos por donde creo están los orígenes de los actuales resultados para la centroizquierda.

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