Mercado laboral, sueldos y pensiones: una sola cosa

Uno de los aspectos más relevantes en el debate sobre el mejoramiento de las pensiones en Chile, está relacionado con el mercado laboral del país. Ello, porque lamentablemente las bajas jubilaciones tienen su principal explicación en la precariedad del empleo, generando bajos montos de ahorro y lagunas previsionales.

El reciente estudio del Instituto Nacional de Estadísticas sobre la calidad de los ingresos mostró justamente cómo los escasos sueldos están convirtiéndose en un factor determinante a la hora de recibir malas pensiones. Si bien el sondeo del INE mostró que se ha registrado un aumento en los ingresos medios de un 40 % nominal y un 17 % real, la verdad es que el promedio sigue siendo bajo: 505 mil pesos. Pero no hay que perder de vista que esta sumatoria además muestra que la brecha en los ingresos de hombres y mujeres se mantiene, incluso se profundiza.

Si el promedio de sueldo de los hombres se empina por sobre los 587 mil pesos, el de las mujeres apenas supera los 402 mil. Lo que se percibe en los distintos segmentos, profesionales, técnicos y trabajadores no calificados. Eso refleja que el mercado laboral chileno es profundamente injusto, precario y no entrega soluciones reales y de largo plazo para la gente que trabaja.

Se ha escuchado a varios decir que una de las medidas para elevar el monto de las pensiones es aumentar la edad de jubilación, pero eso no sirve de nada si no hay mercado laboral para las personas mayores de 60 años. Lo que vemos en la realidad, es que las empresas se empeñan en evitar la contratación de gente con más experiencia, porque éstas naturalmente cuestan más caro al empleador.

En suma, para resolver la ecuación de mejores pensiones y mejores empleos, hay que hacerse cargo de las imperfecciones del trabajo en Chile. La matriz productiva es un tema que nos pena, ya que descansamos en la exportación de commodities, con excesivo número de profesionales, versus el escaso número de técnicos. A ello resta una mano de obra a veces con escasa calificación.

Un tema transversal es la ignorancia en el sistema previsional. Entre paréntesis, todas estas cosas que acabo de mencionar deberían haber sido parte del diseño de una reforma educacional que de verdad atacara los problemas de justicia social en Chile.

Se debe también pensar cómo incentivar que el peso y el esfuerzo se lo lleven los grandes grupos o conglomerados económicos y no la PYME, ya que cualquier medida que incentive la mayor rotación de contrataciones debe ir con el foco puesto en aquel sector que más trabajo entrega, que es la pequeña y mediana empresa.

Si a eso sumamos la opción de equiparar los ingresos entre hombres y mujeres, incentivar el trabajo juvenil y abrir opciones a la tercera edad, estaríamos en condiciones de acceder a mejores estándares de vida para las personas y -a través de esa vía- tener un mejor campo donde sembrar las reformas al sistema de pensiones de los chilenos, que debería ser único y transversal.

La clave es entender que la escala de sueldos, la matriz productiva, el mercado laboral y las pensiones son partes del mismo proceso y por ello es menester abordarlos todos juntos. De lo contrario, estamos perdiendo tiempo valioso.

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