Migración y la oportunidad de crecer

¡Al fin! La gestión de los procesos y flujos migratorios en Chile está sobre la mesa. Es hora de hacernos cargo de una situación postergada, ya sea por desidia, preocupados del crecimiento o bien, de implementar las reformas,  y claro, ese es el problema: dejamos fuera desafíos y dinámicas de la movilidad humana como parte de aquello. ¡No podíamos estar más equivocados!

Existe un discurso transversal que busca desarrollo económico, social y fin de la desigualdad. Miramos desde abajo a las sociedades avanzadas en derechos civiles y calidad de vida, pero nos olvidamos que para lograrlo es necesario generar mayor inclusión y oportunidades para todos los que residen en nuestro país.  

Hemos escuchado en los últimos días de parte de algunos líderes políticos todo lo contrario, un nacionalismo oportunista, disfrazado de propuestas que recogen parte de lo más indeseable en cualquier sociedad: exclusión, prejuicios y estereotipos sobre los extranjeros. Qué lamentable que propiciemos un ambiente para cultivar la xenofobia afectando nuestra propia cultura.

Preocupa que la solución de parte de aquellos que buscan burdamente hacer campaña de este tema sea asociarlo al “narcotráfico, el contrabando, el crimen organizado o la inmigración ilegal” ofreciendo restricciones de ingreso y expulsiones, sobrepasando el Estado de Derecho y el ineludible respeto a los convenios y tratados internacionales con plena vigencia en Chile. Entonces, lo que logramos no es otra cosa sino tapar el fenómeno, tergiversando su alcance y manipulando la opinión pública con sentencias infundadas.

Por eso, nada más nefasto que usar este tema como bandera electoral, sin altura de miras y una mínima comprensión para entender que las migraciones se generan por problemas en el país de origen o que independiente de las razones, migrar es derecho de todo ciudadano. Y ello conlleva algo tan básico como que la persona migrante, al igual que cualquier otra, es precisamente sujeto de derecho y portador de esa calidad en cualquier lugar donde se encuentre.  

Dentro de ese marco es que Chile está trabajando una propuesta integral, que va más allá de las medidas migratorias fronterizas y las acciones tienen que ser muy coordinadas con los otros países, muchos de ellos de origen y tránsito de nuestra migración, con los cuales nosotros convivimos, particularmente  América Latina.

Y la forma de abordar el tema es hablando siempre de una migración irregular y no ilegal, por ejemplo. Ya que para el ingreso irregular - por paso no habilitado sin respetar las normas de migración - lo que corresponde es la aplicación de la ley, con la salvedad del solicitante de refugio. Es crucial entonces tratarla y resolverla como falta administrativa, nunca como un delito, como pretenden hacerlo algunos.

Tampoco podemos permitirnos caer en la tentación de recoger cualquier descontento y crear un problema asociándolo a acciones delictuales. Las cifras oficiales son reflejo de los hechos: los ilícitos denunciados en 2015 que involucran a extranjeros llegaron a 4.299, lo que equivale al 0,3% del total de denuncias registradas por la Fiscalía Nacional. El contraste, los delitos contra inmigrantes aumentaron en 14%.

Como Co-presidente de la Comisión de Migraciones de Eurolat, fui testigo del desafío que existe respecto las consecuencias de las migraciones, sobre todo en niños, niñas y adolescentes migrantes. Alarma que 27 millones de ellos en el mundo estén en esa situación, exponiéndose a abusos como trata de personas cuando no existe política migratoria.

Por eso es de esperar que esta fiebre de frases sea el primer paso hacia una seria discusión de fondo sobre un mejor manejo de las migraciones en nuestro país. Cómo abordarla también es prioridad en la comunidad internacional, tanto así, que la ONU busca propiciar un Pacto Global para una Migración ordenada, segura y regular, como resultado de la convicción y el consenso de sentar un acuerdo general. Y Chile debe aspirar a lo mismo, una forma permanente de recibimiento de migrantes, garantizando sus derechos, como también el cumplimiento de deberes.

Es crucial tener las reglas claras para el que llega, eso es innegable, pero evitemos sacar cuestionables réditos políticos, pues ello desprestigia y agrede a los valores básicos de la democracia y la justicia social, pues todo hombre y mujer tiene derecho a ser persona.

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