Ministro de Hacienda ¿economista o político?

La probabilidad de que un Presidente de la República en Chile haya sido ministro de Hacienda es de 3%, considerando más de 200 años de historia. De hecho, en el siglo pasado solo los dos Alessandri (Arturo y Jorge) lo lograron. ¿Por qué el ex ministro Briones se aventura a una carrera que parece perdida? Sus razones son personales y en esa esfera es sano no opinar.

Sin embargo, es dable analizar la conveniencia de mantener una rotativa de ministros de Hacienda. Los últimos gobiernos de Bachelet y Piñera mantienen igualdad en cantidad de ministros de hacienda, 6 ministros en 7 años, comparable, en parte, con la histórica "rotativa ministerial" previa promulgación de la Constitución del año 25. Por supuesto que al iniciar cada uno de estos gobiernos se pensaba que Alberto Arenas y Felipe Larraín, respectivamente, llegarían -como era costumbre hasta entonces- a cerrar sus respectivas administraciones. Pero la costumbre se rompió, aunque lo relevante es cuál es el efecto de cambiar al líder de la política fiscal en gobiernos que sólo duran 4 años.

El jefe de la "billetera fiscal", como suele llamarse al ministro de Hacienda, al igual que el Banco Central, se le mide por lo que dice y hace, pero también por lo que calla. Las expectativas económicas de las familias y las firmas se basan en parte por las señales de este funcionario. Si lo anterior es cierto ¿qué se podría esperar cuando la señal va cambiando en forma explícita e implícita?. La respuesta, como otras en economía, depende.

El cambio de Arenas a Valdés pudo ser un valde de agua fría para las expectativas reformadoras, la estabilidad de los mercados era fundamental y el "negro" metiéndose vía la reforma de impuestos en el bolsillo de los ricos, como desafortunadamente comentó el senador Navarro en 2014, fue probablemente la razón de cambio. Luego, la escasez de sensibilidad social de Valdés terminó por traer de regreso al hijo prodigo del progresismo "progre", Eyzaguirre, el economista político más renombrado de la centroizquierda. Esta rotativa aparecía a inicios del año 2018 como la evidencia de un gobierno fragmentado por disputas internas y reflejo de un paupérrimo desempeño económico.

Entonces, qué se puede decir del actual. No mucho. "La política es lo que es", lo ideal hubiese sido un ministro Larraín que administrase un equilibrio estable (de finanzas publicas) hasta 2022, pero la historia quiso otra cosa. Uno de los macroeconomistas chilenos mas renombrados internacionalmente caía víctima de los efectos del estallido social, a pesar de toda su capacidad técnica, y daba paso a un desconocido ministro Briones, bajando desde la academia de la cota mil a resolver, en parte, las consecuencias de un modelo capitalista a la chilena.

Lo concreto es que se va sin hacerlo, dado que no es fácil. El nuevo ministro Cerda deberá lidiar con el peso de las reformas inconclusas, incertidumbre creciente, crecimiento negativo y desempleo, por tanto, sólo se le puede desear éxito en la gestión, dado que si le va bien a Hacienda también a las familias y a las firmas.

En su caso, esperemos que el economista se mantenga y no se aventure también a conformar, lo que, en boca de los fisiócratas, son la clase estéril.

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