Mujeres rurales: autónomas y empoderadas

Necesitamos mujeres económicamente autónomas, empoderadas, participativas y en roles de importancia dentro del mundo rural. Las mujeres rurales, según datos de las Naciones Unidas, representan una cuarta parte del conjunto de la población mundial. En Chile, se estima que 220.000 mujeres desarrollan un trabajo en esta área y la participación femenina ha aumentado en 10% en los últimos 10 a 15 años, particularmente en el área de packing, por lo que sobre ellas recae la gran responsabilidad de la seguridad alimentaria.

A pesar del aumento en estas cifras, persiste la desigualdad de género en el acceso a recursos naturales y económicos, al control de la tierra y acceso al crédito. Esto trae consigo desventajas concretas para las mujeres, como la sobrecarga de tareas, la falta de valoración respecto de su contribución a la producción agropecuaria y la sub-representación de estas en los espacios de participación y toma de decisión.

Además, la mujer cumple con cargas cotidianas como la responsabilidad de la familia y el cuidado del hogar, sin recibir remuneración por ello.

El Informe Latinoamericano sobre Pobreza y Desigualdad 2015 de Rimisp muestra que el territorio es un factor relevante para explicar la desigualdad de género. La capacidad de generación autónoma de ingresos está relacionada con la estructura productiva y la condición rural o no del territorio. De ahí la importancia del enfoque territorial para abordar estas desigualdades.

Es así como la capacidad de las mujeres para convertirse en actores del territorio son claves para avanzar hacia una reducción de las desigualdades y potenciar el desarrollo.

Se necesitan políticas que ayuden a disminuir el costo de oportunidad de las mujeres a trabajar, otras que apoyen el trabajo asociativo femenino y contribuyan a generar instrumentos de apoyo a las actividades productivas de las mujeres que superen la lógica de subsistencia. Asimismo, dirigir acciones a intervenir los sistemas de género, es decir, no solo dirigidas a las mujeres, sino también a hombres, para evitar por ejemplo, la discriminación o la violencia de género.

En el Día Internacional de las Mujeres Rurales reafirmo mi total certeza respecto de la urgencia de disminuir las brechas de género en toda América Latina, para que realmente logremos un continente más inclusivo y equitativo.

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