Mujeres y reforma electoral

A propósito de la Junta Nacional del Partido Demócrata Cristiano y más allá de la contingencia y las decisiones que se deberán tomar en esta instancia, sugiero poner atención a la elección de un Consejo Nacional paritario que será crucial para recuperar la confianza de las personas en la política, como así mismo en las decisiones que vienen, en tanto las mujeres somos un electorado con el cual es preciso sintonizar. Apoyemos a las mujeres en su participación política, de verdad, con fuerza y generosidad. @MujerChileHoy

1934 fue el año en que por primera vez las mujeres votaron en las elecciones municipales, y sólo en 1949, 15 años después, las mujeres sufragamos en las elecciones presidenciales y parlamentarias.

En el 2017, a más de 8 décadas después de haber depositado nuestro primer voto en las urnas, las mujeres chilenas militantes que suscribimos a un proyecto político podemos tener una posibilidad más cierta de estar en cargos de decisión interna por la cuota efectiva de género que deben cumplir los Partidos Políticos en el contexto de la nueva ley electoral.

Fue preciso permear la cultura a través de la modificación legal, de lo contrario, primaría por bastante tiempo más la cultura machista, la segmentación de género, sumada a la segmentación social, económica y cultural donde no necesariamente prevalece el objetivo ni las ideas ni las causas, ni nuestras habilidades y talentos para contribuir al proyecto político en la toma de decisiones con conciencia de género.

Aquí va el primer paso, pero las culturas sabemos que no son modificables en un corto plazo, o más bien podemos caer en acomodar las circunstancias para cumplir, eso es justamente lo que debemos evitar y para eso no basta ser mujer sino adoptar una conciencia de género que nos permita pensar en diversidad y atender las demandas que la sociedad requiere en su conjunto.

La nueva ley electoral viene a corregir la histórica invisibilización de nuestros liderazgos al interior de la vida partidaria, rostros de muchas mujeres militantes se vienen a mi mente, mujeres inteligentes, con un trabajo territorial y comunitario permanente, siempre presentes en las campañas políticas, fieles adherentes que sacamos la voz cuando es preciso, más no con una gran presencia en los espacios de decisión donde siempre la desproporcionalidad de género es recurrente, sumada muchas veces a la falta de empoderamiento para declarar lo que queremos o el no creer que sí debemos aspirar al poder para cambiar las cosas que no nos gustan.

La Presidenta de la DC, Carolina Goic, reelegida en su cargo con un gran respaldo interno, tomó el desafío de profundizar las temáticas de género como posición política al interior del Partido, se quiera o no, uno de los Partidos Políticos más grande de Chile, movilizador de opinión, y el primero en aplicar la reforma electoral, un Partido donde sus militantes, al contrario de lo que se podría percibir al leer los medios de comunicación, están renovando todos los días su compromiso al reficharse, un Partido con una génesis reformista, transformadora, pero al igual que absolutamente todos los Partidos Políticos está en deuda con las mujeres y su participación en política.

La Democracia Cristiana, en especial su Presidenta reelecta, pretende visibilizar los liderazgos de mujeres y confluir en la idea central de promover #MasMujeresEnPolitica, ha dado muestras de aquello y así lo demuestra el último documento del Programa de Naciones Unidas, PNUD, sobre “Mujeres y elecciones municipales 2016” donde se analizan los resultados de cada Partido en materia de género, la DC salió bien pero aún el resultado en general es poco favorable para las mujeres.

Sin necesidad de masculinizar su liderazgo la militante mejor evaluada por la ciudadanía ha ejercido a cabalidad sus posibilidades para incluirnos en las decisiones en el caso de la Democracia Cristiana, incluyo en esto y agradezco su acogida y promoción para declaración del Consejo Nacional del Partido en mayo del 2016 donde se condena todo tipo de violencia contra las mujeres, algo que debiera ser obvio, pero que aún no lo es.

Me pregunto qué hubiera pasado si al momento de la discusión de la nueva ley electoral los Partidos Políticos – por lo menos los de la Nueva Mayoría – no habrían estado liderados por dos mujeres Senadoras como sus Presidentas (Isabel Allende, PS, y Carolina Goic, DC), con el derecho y la voz fuerte para plantear y lograr las indicaciones de género , ¿tendríamos que haber esperado 80 años más para los avances que permitieran la construcción de una cultura paritaria de género al interior de los Partidos Políticos?, ¿el voto de cada militante delegado/a habría sido emitido con el 40 ó 60% de preferencias por mujeres?

Tengo mis dudas y por eso creo que el motor legal para movilizar al motor de cambio cultural es un acierto y un aliciente para la gestión política partidaria con enfoque de género, mas sólo es el primer paso porque la fuerza de esta reforma legal es el inicio del camino, aún quedan prejuicios por derribar y facilitar las condiciones para que las mujeres sean sujetas que en igualdad de condiciones puedan desarrollarse y no postergar su participación en el ámbito que deseen, como seres libres y plenas.

Tenemos la legitimidad desde siempre, desvirtuada con nuestra presencia invisibilizada en los procesos.

La historia no recuerda las hazañas de las mujeres, en particular en la política. Soy joven (aún) para decir que luché en la dictadura, pero qué duda cabe que fueron las mujeres las que estuvieron en cada espacio para recuperar la democracia, en aquel entonces tenía 11 años, y el poder sin lugar a dudas era finalmente de los hombres. A mis 39 años espero eso cambie hasta llegar al punto que las niñas de hoy puedan llegar a participar en igualdad de condiciones y promovidas a las más altas esferas de poder si así lo amerita su talento, causa, ideas, convicciones o proyectos, y por supuesto no tengan que esperar otros 80 años para que estas transformaciones sean una realidad.

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