Necesitamos más coherencia que nunca

La propuesta presidencial de Nuevo Pacto Social es la de una coalición de mayoría que se comprometió a garantizar las transformaciones en paz, a dejar atrás esta polarización que vive nuestro país y que se ve reflejada justamente en estas dos opciones extremas que van a segunda vuelta. Claro que existe frustración por no haber sido capaces de transmitir de mejor manera el mensaje y avanzar hacia una transformación urgente con la capacidad de darle estabilidad al país y garantizar estos cambios en procesos tranquilos.

Eso no obsta que insistamos en esa necesidad de que nuestra sociedad transite hacia mayor armonía.

Hoy debemos atender el gran nivel de abstención, donde es crucial convocar para lograr aumentar la participación ciudadana. Que se entienda que, de lo contrario, son los grupos minoritarios mejor articulados los que deciden por la mayoría, comenzando a ocupar los cargos de responsabilidad del país.

Concurrir a las urnas es la tarea ciudadana, nosotros, en este ambiente de crispación e incertidumbre, lo mejor que podemos hacer es un esfuerzo por la reflexión política. Pero, además, el balance respecto a la falta de unidad en nuestro sector de la centroizquierda, con errores políticos cometidos que no son nuevos.

Lo certero es reconocer que gran parte de los electores optó por un proyecto de sociedad que no es el nuestro y eso indudablemente nos obliga a poner nuestras cartas hacia avanzar en cambios y transformaciones relevantes en el país, sin formar parte del nuevo gobierno.

He sido claro, no hay suspenso, yo no votaré por la derecha, nunca lo haré por un proyecto que significa un retroceso del camino avanzado hacia progresar en materia de igualdad de derechos, equidad social, de género. Hay una serie de temas que divide profundamente lo que son nuestras visiones de la sociedad, de la opción de extrema derecha que se le ofrece al país, y, por cierto, considerando que la administración del Presidente Sebastián Piñera ha sido una experiencia traumática para la mayoría de los chilenos.

Para algunos, lo que plantea Apruebo Dignidad es un proyecto que está construyéndose, que genera dudas e incertidumbre. Pero lo cierto es que el próximo gobierno, cualquiera que sea, se va a encontrar con un aumento de la pobreza en el país por la pandemia; donde el crecimiento se proyecta esquivo y necesitamos que las decisiones sepan recoger esa prioridad en lo social, porque no podemos permitir se siga postergando a los sectores que más apoyo del Estado necesitan.

Lo cierto es que Chile merece un gobierno que sepa responder a la demanda ciudadana y no sólo se dedique a privilegiar compromisos de campaña que se le hizo a un sector de los suyos, deberá tener la responsabilidad y la mirada estadista de desplazarlos ante la urgencia de la seguridad alimentaria, de la calidad de la educación, de la salud y el empleo digno, que va a seguir siendo prioritario y, además, de la seguridad ciudadana.

Pues bien, muchos de los análisis dicen que el país ha cambiado, y ante aquello, la política necesita más coherencia que nunca. Esta nueva configuración del Parlamento evidencia las condiciones que debe tener el nuevo Ejecutivo, de ser capaz de ir construyendo acuerdos, dialogando, y a partir de ahí hablarle a los chilenos, eso no ha variado. La necesidad de seguir avanzando en transformaciones, pero con estabilidad política, con respeto a los derechos de las personas y condenando total y absolutamente la violencia como método de acción política, que lamentablemente se ha impuesto o que algunos quieren imponer en nuestro país... esa necesidad, tampoco ha variado.

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