Pobre hombre, hombre pobre

Sergio Velasco
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"Dime con quién andas y te diré quién eres", Miguel de Cervantes (1615)

La propuesta de nueva Constitución que se nos ofrece, básicamente garantiza los derechos sociales. Aquellos derechos son los que humanizan a los individuos de una sociedad, sus relaciones, el entorno en el que se desarrollan, promoviéndolos entre todos y todas.

Estos derechos son garantías de igualdad y libertad reales, pues la libertad no es posible si no se puede ejercer en plenitud por las condiciones materiales de existencia, las que nunca están a favor de la mayoría. Por tanto, claramente no es lo mismo votar Apruebo que Rechazo. Son alternativas antagónicas las que están en juego.

En consecuencia, es incomprensible entender a una serie de personajes progresistas. Participaron y usufructuaron de la mayoría o de casi todos los gobiernos de la Concertación. Fue igualmente Chile Vamos quien les abrió gentilmente su corazoncito, mientras no le tocaran un ápice de la espuria Constitución del '80.

La puerta giratoria era una carrera profesional entre quienes ostentaban más cargos públicos a su haber. Obteniendo -algunos- medallas de oro como en una competencia olímpica. Ayer ministro, mañana alto ejecutivo de una trasnacional. Como premio de consuelo no faltaba una gerencia de isapre o de las AFP, que tanto daño han hecho a las y los pensionadas.

Varios acumulan algunas preseas en estos últimos 30 años, las que lucen con orgullo, sin sentir el menor remordimiento de culpabilidad por los continuos abusos de poder en los cargos que ejercieron sin pudor, desacreditando la transparencia del servicio público, y desgraciadamente emporcando la política.

Si a la dictadura se le condenó, entre otros motivos, por las reiteradas violaciones a los DD.HH. En democracia la lepra fue la colusión indiscriminada y la corrupción desatada.

Causa dolor que hoy en día tres de esos mismos próceres de ayer, a los que seguimos hasta el confín del Norte Grande, a 4.000 metros de altura, durante las injustas relegaciones de "los 13", sean quienes encabezan el Rechazo; como férreos defensores de una abominable Carta Magna, manchada con sangre inocente, inocentes que juraron defender a todo evento.

Parece ser que quieren mezquinamente mantener sus posiciones de privilegio, asumiendo un triste, penoso y vergonzoso papel, usados y estrujados al máximo. Cuando dejen de servir, higiénicamente serán desechados, botado al tarro de la basura, olvidados para siempre.

Radomiro Tomic, el gran líder demócrata de centroizquierda, consecuente, hasta la medula de sus huesos, nos enseñó proféticamente que "cuando se pacta con la derecha, es la derecha la que gana". Basta remitirse a la historia reciente. Lamentablemente algunos pocos cambiaron el color azul y la flecha roja por uno "amarillento", de corta y efímera vida.

Dejaron atrás la "Marcha de la Patria Joven", se olvidaron de la chilenización y nacionalización del cobre, la promoción popular, reforma educacional, Reforma Agraria, sindicalización campesina, que les entregó dignidad, junto a sus hermanos mapuche y demás etnias. Hoy reconocidos en este nuevo texto a plebiscitar, una deuda impaga hasta ahora.

Mala memoria, o una pésima apuesta que hace retroceder el ideal humanista-cristiano, perdido en el tiempo, desconocido por las actuales generaciones, vapuleado por algunos; peor aún, devorado por los mismos. Desconocer la epopeya que embriagó a las multitudes, que dio esperanza a los trabajadores, que reconoció a las mujeres, que organizó a los pobladores, por sobretodo, inyectó de una mística titánica a la juventud chilena, es simplemente la estulticia personificada.

Por todo eso y mucho, pero mucho más, serán arrojados al pantano del ostracismo. Simplemente por una egolatría insuperable. La falta de un verdadero líder es un hecho de la causa. La crisis en casi todas las instituciones es patética. El país está primero. Vivir en esta estúpida confrontación permanente entre buenos y malos, entre demócratas y totalitarios, entre patriotas y antipatriotas, es el peor escenario que nos llevará a un túnel sin salida.

¿Todo esto será efecto de la secuela del Covid? Un Chile humano es lo que nos demanda la gente, esperanzada en que vendrán días mejores. Reconocer nuestro glorioso pasado es un deber ineludible, de los guardianes de la memoria, para desterrar a los traficantes del olvido.
¡Esperamos con ansiedad, al hombre pobre o pobre hombre!

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