Proyecto de modernización de la Cancillería

El Proyecto ingresado recientemente a trámite legislativo en el Congreso no fue consultado con los funcionarios de esa repartición pública, quienes son los encargados de ejecutar la política exterior de Chile, trasgrediendo con ello la Ley 19.296 sobre las Asociaciones de la Administración del Estado, específicamente en su artículo 25 inciso 2. Es decir, se está en presencia de un Proyecto de Ley espurio, que carece de legitimidad de origen.

Asimismo, en lo que se refiere a lo que podríamos denominar “legitimidad de ejercicio”, esta intempestiva iniciativa gubernamental debilitará la carrera funcionaria, permitiéndosele a la autoridad una mayor discrecionalidad en la contratación y asignación del personal, en un Ministerio que por el contrario, debiera propender hacia la capacitación y profesionalización de sus funcionarios.

Es por lo expuesto, entre otros motivos, que los socios de la Asociación de Diplomáticos de Carrera (ADICA) se oponen a este Proyecto de Ley y por ello fueron a las urnas y en una votación histórica, el 89,5% de los votantes rechazaron esta propuesta gubernamental.

Por otra parte, junto con mi amigo y ex Presidente de ADICA, Raúl Sanhueza, coincidimos en que además de sorprender por sus desprolijidades jurídicas, no es una buena idea que este proyecto de ley de la Cancillería cree una Subsecretaría de Relaciones Económicas, como un organismo autónomo e independiente del eje político. 

Se trata de una mirada envejecida, propia de los noventa, superada por la realidad y que no está leyendo correctamente la nueva situación internacional, ni menos la del país.

La Cancillería debe actuar (y pensar) mirando al Chile de hoy, sus fuerzas y vulnerabilidades, interpretando el futuro, y evitando el retrovisor, que no leerá como una época de ganancias de nuestra Cancillería. 

El anunciado retiro de EEUU del Acuerdo Transpacífico, el retiro del Reino Unido de la Unión Europea, no sólo han creado incertidumbre política en el mundo sino que literalmente han licuado creencias hasta hace poco irreductibles. 

El comercio se ha vuelto intensamente político, la lucha por las inversiones también, para que decir algunos recursos claves como el petróleo o crecientemente nuestro litio. El país no es el mismo de hace una década, producir se ha vuelto más caro, tenemos más competencia de nuestros vecinos, debemos cuidar nuestros recursos y eso no se logra abriéndole más mercados a nuestras materias primas. 

Desvincular lo económico de lo político ha arrastrado al país a pérdidas que duelen, de las que todos hubiésemos esperado sacar lecciones. Este proyecto revela que o no ha habido un esfuerzo serio de reflexión sobre el momento que vive el país, o simplemente no existen hoy las capacidades para entenderlo.

Por todo lo anterior, tanto Raúl Sanhueza, como el 89,5% de los socios de ADICA y el suscrito, rechazamos en forma categórica, tanto en la forma como en el fondo, este pseudo Proyecto de Ley de Modernización "orgánico".

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