¿Qué es ser de izquierda hoy?

El momento político que vive Chile parece apropiado para volver a formular esta pregunta e intentar una respuesta.
Primero, hagamos un poco de historia: La izquierda-derecha surge en la Convención de la Francia de 1789. A la derecha los girondinos, que limitaban el poder real pero sin conceder el voto a las clases pobres, y representaban una concepción del poder centralizado en el monarca y la nobleza. A la izquierda los jacobinos, que querían abolir definitivamente la monarquía y garantizar el derecho a voto para todas las clases sociales, implicaba entender el poder y el Estado, centrado en el pueblo como soberano.

La modernidad permitió, mediante la doble revolución política e industrial, la hegemonía económica y política de la burguesía. La gran industria sustituyó el modo de producción medieval y generó en las fábricas, la opresión de campesinos y artesanos convertidos en una nueva clase social: el proletariado obrero, incluidas las mujeres y los niños, todos/as quienes se hallaban en condiciones inhumanas de vida y trabajo.

Estas dos revoluciones cambiaron la estructura social y el eje de las oposiciones, se pasó de la oposición nobleza-burguesía a la oposición burguesía-proletariado.

De izquierda serán entonces los intelectuales que postulan organizaciones sociales comunitarias, los socialismos utópicos y el proletariado oprimido. En este nuevo contexto, la izquierda tendrá la connotación de emancipación de las clases oprimidas, y la derecha, el poder de dominación que se expresa en el capitalismo y sus diversas formas.

Entonces, para hacer una definición de qué es ser de izquierda, siempre será necesario definirse como contrapuesto al capitalismo ya que este es más que un fenómeno puramente económico, es una forma de ver la realidad, es la construcción de una subjetividad que nos conforma inconscientemente aún en nuestra estructura psíquica profunda, es una forma cultural que se ha enquistado en nuestras mentes y en nuestras conductas.

El filósofo francés Félix Guattari lúcidamente señala que: "Quizá lo más específico sea la idea de integración subjetiva, al intentar redefinir el capitalismo mundial de hoy como una instancia de poder que no se ejerce en el plano de lo visible -de la economía, de las relaciones internacionales, etcétera-, sino, en primer lugar, en el plano de la subjetividad y cuya finalidad fundamental no es el control, sino la producción de subjetividad".

Así, todos estamos condicionados por esa racionalidad capitalista que ha formateado nuestra subjetividad y que reproducimos espontáneamente en nuestras conductas cotidianas.

Hechas estas observaciones nos atrevemos a proponer una respuesta a nuestra pregunta: ¿qué es ser de izquierda hoy?

En primer lugar, es tomar conciencia de los condicionamientos a los que estamos todos sometidos y la aceptación de una necesaria deconstrucción que permita una nueva visión de la realidad y una nueva concepción del poder, que sustituya el poder concebido como dominación, y de paso al poder entendido como servicio.

En segundo lugar, es una actitud, un modo de ser en el mundo, una moral, una ética cuyas características habrá que ir precisando según el contexto, pero que en esencia asume valores colectivos fundamentales como el pleno respeto de los derechos humanos, léase derechos económicos, sociales, culturales y ambientales; libertad política, democracia directa sustantiva; igualdad social, tolerancia, diversidad, disenso, igualdad de género; concepción crítica del derecho y sus instituciones; respeto por el medio ambiente y la naturaleza; interés nacional, integración regional; deliberación pública, división de poderes, democratización de la economía; la convicción de la fuerza transformadora de lo comunitario, participación y control de la ciudadanía, vida asociativa amplia; reconocimiento de la autonomía, gobernanza, derecho propio de los pueblos indígenas; todos principios que deben regir el funcionamiento de la vida común, y ocupar un lugar relevante en la agenda constitucional y legislativa del Estado.

En tercer lugar es proponer un modelo de sociedad y economía consistente con esos valores, que supere el modelo capitalista y lleve a la construcción de una sociedad con igualdad, fraternidad, bienestar, democracia y justicia a todas las personas y que al mismo tiempo respete el medio ambiente y todos los seres que lo forman.

En cuarto lugar es promover una democracia en que todos/as tengan la capacidad real de influir en la toma de decisiones, fiscalizar a quienes detentan poder y acceder a puestos de gobernanza.

En síntesis, son de izquierda aquellos/as que creen que es un imperativo ético superar la desigualdad, la discriminación y construir una sociedad de justicia social. Hombres y mujeres capaces de anticipar en la cotidianeidad de sus vidas estas ideas y valores.

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