Qué obedientes

“Las empresas reflejan el tipo de sociedad que estamos construyendo, cuáles son los intereses y prioridades que tenemos como personas”. Felipe Berríos

Tras un mes de haberse iniciado la segunda administración del Presidente Piñera, quisiera mencionar algunos aspectos que me parecen relevantes y que tienen directa relación con el rol que deben tener  las empresas en nuestra sociedad.

Cuando se dieron a conocer los nombres de los ministros que ocuparían las diferentes carteras, se asomaron las primeras luces de lo que vendría a futuro, pues aunque algunos lo nieguen, los perfiles de los ministros están relacionados de modo directo con la orientación del trabajo que tendrá cada ministerio.

Se criticó que algunos secretarios de Estado tenían pensamientos muy alejados a la realidad que vive actualmente el país, se dijo que no se respetarían los avances efectuados  en materias de Educación o Salud, pero también, quedó en evidencia que hay un sector de nuestra sociedad que urge ser “reinventado” y que debe volver a trabajar de la mano con el entorno en el cual se desarrolla. ¿Qué sector? el empresarial.

En muchas ocasiones he reconocido lo desprestigiado que están los empresarios, por lo mismo ahora todos se hacen llamar emprendedores,  y he mencionado cómo las instituciones habían perdido su foco social, desconectándose de la realidad y sobreponiendo las utilidades por sobre las personas.

Por lo mismo, creo que uno de los grandes desafíos que tenemos actualmente radica en que volvamos a ser conscientes de que las empresas son importantes agentes de cambio, inserción, construcción y participación.

Hace pocos días, comenzó a funcionar la nueva ley de inclusión laboral, y pese a que muchos la aplauden, a mi me deja un gusto amargo, pues nunca he sido partidario de hacer las cosas por obligación, o porque nos van a multar. Creo que ser inclusivo, debiese ser un valor propio de las entidades, debiese estar en su ADN, pero al parecer, aún no estamos “tan grandes” como para tomar esas decisiones por sí solos y nos deben empujar a realizar estas acciones.

Lo mismo ocurre cuando nos hablan de ser responsables con el medio ambiente o con nuestro grupo de trabajadores, pues estamos acostumbrados a llevar al límite ciertas situaciones que finalmente terminan siendo reguladas por la ley.

Condenamos la colusión cuando estos casos se hacen públicos, incluimos a personas discapacitadas en el mundo laboral porque hay una ley que lo exige, hacemos cambios en las normativas medio ambientales de las empresas cuando los habitantes de las ciudades ya sufren de enfermedades crónicas o esperamos a que los niveles de estrés de los trabajadores alcancen niveles máximos para implementar protocolos que velan por su integridad.

Estos son solo algunos de los ejemplos que hoy nos obligan a replantearnos cuál debe ser el nuevo rol de las empresas en la sociedad, pues si fuéramos más conscientes y menos obedientes, no siempre nos dirían cómo tenemos que hacer las cosas.

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