¿Qué rol nos toca a las y los trabajadores en la oposición a Piñera?

La movilización social iniciada en octubre del año pasado, momento histórico no visto hace por lo menos unos 70 años atrás, ha movido todos los límites impuestos durante la larga transición que se nos ha impuesto a las chilenas y chilenos. Estos casi 100 días han sido un remezón que han abierto los caminos hacia una nueva Constitución.  

Si bien este proceso se configuró a través de un cuestionado acuerdo parlamentario, donde las organizaciones sociales no fueron consideradas como una forma, entendemos, de intentar frenar la movilización que se daba con alta intensidad por esos días a lo largo del país.

Acuerdo que criticamos en las formas, de espalda a la ciudadanía y con altas sospechas de ser instrumentalizado por la derecha para cuestionar las demandas de la gente. Un poco de eso hubo, pero a la larga, hecha la crítica, estamos frente a quizás el momento más democrático y trascendente de nuestro país en su vida republicana.  

La nueva Constitución debe parecerse a Chile, debe representar todas las diversas identidades que hoy componen nuestro país y que por décadas han sido excluidas del debate nacional, controlado por las élites políticas y económicas sumiendo a nuestro pueblo en una quitada de derechos, bases del modelo neoliberal que se instaló y creció desde los pasados años de la dictadura de Pinochet y administrada por los gobiernos de la concertación. 

La derecha, como era de suponer, ha puesto todas las trabas posibles para abrir la participación de este proceso a todos los estamentos de la sociedad, superando la lógica binominal y elitesca. Mujeres, pueblos originarios e independientes han estado en la mira de quienes han detentado el poder, abusando de sus privilegios y sembrando las semillas que estallaron en octubre.  

En este punto es necesario detenerse. Las y los trabajadores, las organizaciones sindicales y gremiales no podemos seguir aislados del debate constituyente, debemos impulsar con fuerza una agenda que, primero, nos integre al debate que se le quiere encerrar en el Parlamento que hoy solo cuenta con el 3% y, segundo, debemos ser capaces de generar las instancias de debate en nuestros lugares de trabajo, barrios y familiares en torno a este tema.

Todas y todos debemos sentirnos parte de esta construcción y debemos seguir empujando un proceso que aún no se encuentra cerrado y en peligro que quede en nada con la campaña del terror impulsada por los sectores más conservadores de la derecha.  

Debemos estar en línea con la responsabilidad que el movimiento obrero ha cumplido durante su historia, donde los grandes protagonistas de las transformaciones que el país ha vivido han surgido de nuestra movilización, en conjunto con estudiantes, profesores, pobladores entre tantas otras organizaciones sociales hemos sabido hacer frente a los desafíos.  

Hoy es momento de tomar definiciones y la nuestra es fortalecer el carro del proceso constituyente, dotarlo de las propuestas que integren un claro marco de respeto por los derechos de las y los trabajadores, los que gracias a la actual Constitución se encuentran a discreción de las multinacionales y los grupos empresariales.

Tenemos la responsabilidad de salirle al paso a la derecha para que no imponga sus condiciones a través de una minoría que estará dispuesta a defender con lo que tenga el legado de Pinochet y Guzmán. 

La derecha ha iniciado una campaña del terror contra la posibilidad de que sea el pueblo de Chile el que comience a dibujar su destino, asegurando más democracia y más participación.

La pérdida de privilegios y espacios de poder han hecho que personajes como Allamand o Van Rysselbergue se encuentren en campaña por torpedear la posibilidad de avanzar realmente a un Chile de todas y todos. 

Hacerle frente a la campaña del terror instaurada por la derecha y que se encuentra desplegada a través de todos sus medios es nuestra tarea, junto con entusiasmar a quienes ven este proceso con dudas y desconfianzas. Tenemos la tarea de movilizarnos por el nuevo Chile que queremos construir, porque de otra forma el camino recorrido desde octubre solo quedará como otra bonita historia.

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