Querida prudencia

Las declaraciones del ministro del Interior, Mario Fernández, sin duda generaron una innecesaria polémica dentro del pacto, sobre todo porque la tensión política está centrada en lo que sucederá en la elección municipal. Agregar la campaña presidencial a esta sopa, fue sinceramente mucho.

Esto se suma a que no hace mucho el ministro vocero tuvo la genial idea de declarar sobre asuntos que involucran a los partidos y a nadie más que los partidos, como es la elección del candidato único de los subpactos.

Sin embargo, creo que hay algo de sobre reacción,  ya que este tipo de temas son los que precisamente debemos debatir y conversar como aliados políticos. Cuando se apela a la prudencia, todos deben actuar bajo ese predicamento.

Se ha hecho una rara y mala costumbre en todos los partidos, incluido el mío, el PDC, de agrandar los dichos. ¡Si la política es para opinar, debatir y dialogar! Una cosa que le ha hecho demasiado daño a la imagen de las coaliciones y los partidos, es esta pretendida asepsia con que deberían actuar los candidatos, los dirigentes o los personeros de gobierno.

Es bueno que el gobierno muestre cierta distancia ante discrepancias internas de los partidos o de la Nueva Mayoría, más bien para evitar reproche desde la opinión pública que espera que La Moneda se dedique íntegramente a sus labores gubernamentales. En eso el ex Presidente Lagos tiene razón.

Pero si de prudencia se trata, hay que pensar cómo nuestra coalición es capaz de hablar, debatir y conversar sobre los distintos mecanismos y opciones que tenemos los distintos partidos, de llegar a nuestras candidaturas y nuestras propuestas programáticas, sin dramas ni espectáculos públicos.

Así como es irritante que un “ministro X” hable desde La Moneda sobre los asuntos internos de los partidos, es igual de molesto que partidos descalifiquen a priori a la DC cuando planteamos cuáles son nuestras opciones de representación de cara a la elección presidencial que se avecina.

La DC tiene el legítimo derecho a explorar distintas vías de levantar un proyecto, una idea y un candidato o candidata para proponer al país y a la Nueva Mayoría. Si es primaria dentro del bloque o primera vuelta, es un tema que se verá en su minuto y dependerá de las conversaciones que se lleven en el pacto, pero ¡quién se explica la intención de algunos de silenciar el debate, si de eso se trata la política!

Actuar con histeria cada vez que la DC opina sobre el tema presidencial no es ni agradable ni útil; no alimenta la amistad cívica y política que ha caracterizado nuestra historia conjunta, ni colabora a allanar un proyecto común con la Nueva Mayoría pues se reacciona con descalificaciones y no con argumentos.

Cuando vemos que la política está afectada de credibilidad, confianza y unidad, lo peor que podemos hacer es alimentar los mismos vicios que todos buscamos combatir.

La carrera presidencial ya está lanzada, ese es un hecho; eso no significa que el que grite más fuerte, el que corra primero, va a instalar un statu quo de aquí a la elección del próximo año.

Prudencia no es silenciar el debate y la conversación; prudencia es actuar con generosidad y alimentar las opciones de conversar unos con otros, con miras a ofrecer un proyecto de sociedad a Chile, uno que reúna a las fuerzas progresistas, uno que afiance los logros que hemos conseguido y que permita darle continuidad a una concepción de sociedad basada en la equidad, el crecimiento y la justicia social.

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