Quiero un país distinto, quiero un Chile plurinacional

A propósito del debate en el Parlamento luego que el Gobierno planteara el reconocimiento constitucional Multicultural, que no es lo mismo que Plurinacional, al parecer el Ministro Moreno desconoce la diferencia, en efecto, se deben aclarar los términos.

El primero, se refiere a reconocer la diversidad de culturas existentes en el país, como por ejemplo la china, haitiana, venezolana o colombiana, por nombrar algunas, pero la segunda apunta al reconocimiento de las naciones indígenas o primeras naciones, como se les llama en Canadá, que en este caso corresponden a los pueblos originarios de esta tierra, como son los Mapuche, Atacameño, Colla, Diaguita, Aymara, Yagán, Quechua, Kawescar y Rapaniu.

Como hemos podido apreciar a través de la historia, Chile no es un país homogéneo, con una identidad e historia única. Muy por el contrario, está constituido, desde su origen, por diversas naciones que coexisten. Sin embargo, existe una cultura hegemónica dominante que tiene la pretensión de subyugar a otras, a través de la instalación de un Estado uniforme y la imposición de una sola identidad nacional. 

Basta apelar al sentido común para evidenciar una realidad incuestionable: Chile es un país de naciones, que nace de los pueblos originarios habitantes de este territorio, mucho antes de la llegada de los invasores europeos

Este país se conformó por pueblos que tienen lenguas comunes, territorios definidos, historias reconocibles, cosmovisiones que los cohesionan. A ese patrimonio cultural, se suma un pasado, un presente y un futuro propio, que debe ser respetado.

El reconocimiento de las diferentes naciones indígenas, hacen del Chile de hoy un Estado Plurinacional, que aspira al “buen vivir” o Kumemonge en mapudungun, suma qamaña en aymara o sumak kawsay en quechua.

En consecuencia, Chile ha sido un país plurinacional y mestizo desde su génesis, por tales motivos pedimos el reconocimiento en su doble acepción: como la constatación de una realidad que está frente a nuestros ojos y esa capacidad de volver a conocer una verdad histórica que valore la riqueza cultural que nos constituye como país.

La lucha de los pueblos indígenas es simple, queremos ser reconocidos y no absorbidos, y mucho menos, asimilados. No se trata de reconocer una aspiración, sino una realidad indesmentible. Exigimos el derecho a vivir como seres humanos libres en esta sociedad que nos hermana y en la que no podemos seguir siendo juzgados por nuestro apellido, origen, condición social, color de piel y ojos

¿Hace cuántos años se discute en el Parlamento el reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas?... pues bien, no basta con que Chile declare que existen pueblos indígenas desde su propio origen como país, lo que no es más que un dato evidente, sino que buscamos que Chile se reconozca como un país orgullosamente plurinacional.

Estamos en contra de cualquier discriminación, incluida la que niega la existencia de quienes son diferentes.

Todos los seres humanos deben ser respetados por el contenido de su personalidad y ese es el sueño que estamos dispuestos a defender, ese sueño en que Chile deje de buscar lo que nos diferencia y construyamos juntos un mejor país desde aquello que nos iguala.

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