Tren de Aragua ¿no lo vieron venir?

Control de rutas de narcotráfico, extorsión, robo, secuestros y homicidios. Ese es el escalofriante currículum del Tren de Aragua, organización criminal nacida en Venezuela y que durante estos días ha hecho noticia en nuestro país.

Hace poco, en un operativo brillante de la PDI, se logró dar con una "casa de torturas" que estos delincuentes habían montado en pleno desierto y donde, además, encontraron un cuerpo, presuntamente, perteneciente a un miembro de la misma banda.

Sin embargo, son muchos los hechos que configuran una presencia amplia de este grupo en nuestro país, de hecho, mientras escribo esta columna, en los medios de comunicación se confirma que tendrían bases de operaciones en Viña del Mar y Quilpué, en la Región de Valparaíso, y que según información de la propia Fiscalía, habría abogados y policías que les brindarían protección.

Pareciera que algunos se sorprenden con la presencia de este tipo de bandas en Chile, como si nunca hubiésemos imaginado que esto pudiera pasar aquí. El mismo Presidente Gabriel Boric se apresura a decir a la prensa que "lo que ha pasado en Arica, que es estremecedor, a partir de esta organización que es el Tren de Aragua, es algo que no vamos a permitir que siga pasando en Chile". Esto me recuerda esa frase tantas veces usada por el Frente Amplio en el último tiempo para mofarse de sus adversarios políticos: "no lo vimos venir".

Pues esto, Presidente, pasa cuando no se toma en serio la realidad y se nubla la vista por visiones ideologizadas de lo que ocurre en el día a día. En el norte de Chile, hace años venimos advirtiendo sobre los problemas que genera la inmigración ilegal. Yo misma, impulsé la actual ley de migraciones que su gobierno debe poner en práctica y que ahora pareciera le cuesta ejecutar.

Cuando criminales de la calaña de quienes se han instalado en nuestro país, por las debilidades en los controles fronterizos y la indecisión de las autoridades de turno, ingresan libremente por pasos no habilitados, no podemos hacernos los sorprendidos, debemos actuar.

Estamos hablando de una banda que, según algunas estimaciones, cuenta con unos cuatro mil hombres, expandidos por Latinoamérica, con una tremenda capacidad de relacionarse con pandillas locales y que no tienen ningún miramiento a la hora de asesinar, traficar drogas o corromper instituciones.

Pero lo repetiré hasta el agotamiento. Necesitamos trabajar transversalmente para detener la inmigración ilegal y restablecer el orden en nuestra zona norte y el país. En este marco, es impresentable que el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, se haya trasladado a la Región de Antofagasta y ni siquiera se haya reunido con el gobernador regional, quien expresó públicamente y, con razón, su molestia. Ese tipo de señales centralistas, que supuestamente iban a ser erradicadas en este gobierno, se han manifestado una y otra vez.

Es momento de dejar de lado los anuncios, los discursos. Necesitamos poner recursos para proteger las fronteras, se deben tomar decisiones en el control de éstas y tenemos que fortalecer a Carabineros y el Ejército para que puedan cumplir a cabalidad su función. Es momento de pasar a la acción.

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