Una candidatura, un rumbo

¿Se imagina tener dos manos izquierdas o dos manos derechas? ¿Como una especie de Puente CauCau? Inútil.

Todo lo contrario a lo que ha hecho esta alianza política en Chile desde el retorno de la democracia: juntar lo mejor del mundo de la centro izquierda, el progresismo laico y el humanismo cristiano, para ofrecer a Chile un Estado que se hace cargo de los agudos problemas sociales que provoca el mercado sin control, una receta de economía a escala humana,  y una mirada integradora de la sociedad donde pensamos en derechos y no en bienes de consumo.

Es sensata una tregua para concentrarse realmente en lo que importa, que es mostrar nuestras profundas diferencias con una derecha que ve todas las soluciones en el mercado, que cree que no debe haber regulación a los poderosos, que piensa que es mejor la idea del voucher a la idea del derecho social y que incluso  - en algunos de sus exponentes - no muestra una idea moderna de lo que es la democracia, la participación y la integración social.

No es mentira que entre las candidaturas de Carolina Goic y Alejandro Guillier, tenemos cosas en común. Es nuestra mirada en temas como la salud, educación, economía, y sistema previsional, lo que en realidad nos distancia de la visión casi mercantilista que desfila en la vereda de la derecha. Entonces es cierto que se debe fortalecer nuestro proyecto como PDC y la llegada a la ciudadanía, la conexión con el electorado y gastar menos tiempo en provocar y protagonizar disputas que no nos han beneficiado en nada.

El partido tomó la decisión de levantar una candidatura independiente y lo que corresponde ahora, es asumir esa responsabilidad y llegar a la elección entregando nuestro mensaje de manera nítida y clara. El resto, es perder el tiempo.

Tenemos que dar a conocer nuestra propuesta programática, mostrar nuestras convergencias con el mundo de centro izquierda y la diferencia frente a la derecha, demostrar que somos una alternativa que da gobernabilidad y que representa mejor a la gente que quiere cambios con mesura, con sensatez y con la capacidad de llegar a acuerdos que sean duraderos en el tiempo.

Esa es nuestra fortaleza. Cambios bruscos o logrados con mayorías circunstanciales, pueden sucumbir con los cambios de signo gubernamental, afectando la credibilidad del sistema político y generando pequeñas crisis que la gente sencillamente no se merece.    

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