Vamos, que se puede

Como todos los años la negociación del reajuste del salario mínimo empieza a generar polémica, los argumentos repetidos cada vez se conocen de memoria, para unos hay que cuidar el empleo porque un aumento del salario mínimo más allá de lo conveniente, nunca se define "conveniente", provoca desempleo en particular en quienes trabajan por primera vez; para los otros como hay muchos trabajadores que ganan este ingreso mínimo, es necesario que ese salario permita satisfacer al menos las necesidades básicas y por lo tanto debe ser reajustado permitir solventar esos gastos mínimos.

Personalmente, no considero que el actual salario mínimo afecte los niveles de empleo, las tasas últimas de desempleo se encargan de ratificarlo y sí es un hecho que cuando se planteó el famoso salario ético se hablaba con bastante consenso de montos bastante superiores a este mínimo. Y para un universo similar porque no se podría pensar que el salario ético se podía aplicar a quienes ya tengan experiencia laboral.

Por lo tanto, creo que si se quiere ser consecuente hay espacio para llegar a aceptar la propuesta de la CUT. Dos elementos adicionales refuerzan estos argumentos:

El primero, que durante todo este período la Autoridad económica nos ha reiterado que tenemos una economía sólida de la cual se espera un crecimiento de alrededor del 6% para este año e incluso superior a eso en los próximos años, resulta natural entonces que los frutos de ese crecimiento se repartan entre todos sus actores y en particular favorezcan a aquellos que se encuentran más abajo en la escala, ergo el salario mínimo debiera crecer sustantivamente.

El segundo argumento tiene que ver con la inflación o pérdida del poder adquisitivo que afecta principalmente a quienes viven de un sueldo, durante los últimos doce meses y aquí estamos hablando de tasas del orden del 4,5% y si se consideran las alzas ocurridas en los alimentos, en el mismo período, entonces el guarismo es cercano al 7%.

Uno y otro argumento permiten aseverar que aumentar el salario mínimo de los actuales $172.000 a $190.000 resulta del todo justificable y además es posible sin afectar ni los equilibrios macroeconómicos, ni tampoco los niveles de empleo.

Aunque, tal vez ,no lo piensen así; cada vez que se produce una discusión de este tipo, la derecha deja la sensación que en su modelo de economía los trabajadores sólo son preocupación en cuanto procurarles acceso a empleo, si hay empleo los trabajadores deben sentirse satisfechos, si las remuneraciones que reciben no son las correctas aunque se originen en fallas del modelo "es mejor no intervenir", si ese empleo lleva asociado una remuneración acorde con la situación económica del país y con la productividad del trabajo, no tiene ninguna conexión ni preocupación para estos economistas.

La determinación de un salario mínimo tiene que ver nos guste o no con fallas de mercado que permiten que, en ausencia de legislación protectora, las personas se vean obligadas a trabajar por remuneraciones al borde de la subsistencia o que producto de las asimetrías en la capacidad de negociación, reflejen una injusticia que ofende al bien común.

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