Y ahora ¿quién podrá gobernarnos?

Ando preocupado. Y es que últimamente me he cuestionado qué tan favorables es para nuestro país que diferentes representantes de la política comiencen a “candidatearse” de modo tan anticipado para las próximas presidenciales.

Con esto quiero aclarar que no tengo nada contra las posibles cartas para ocupar el sillón de La Moneda, pero sí me llama la atención cómo esto perjudica el acontecer diario, pues además de que el contenido expuesto por los diferentes medios giren en torno al tema, veo con cierta preocupación la reacción de la ciudadanía al conocer a quiénes podrían quedar al mando del país.

Esta situación me recuerda a lo que ocurre con la programación televisiva durante Semana Santa, pues año a año se transmiten las mismas películas, situación que obliga a ciertos espectadores apagar la tele o ver un programa por cable.

Algo similar ocurre con la presentación de los futuros presidenciables, ya que no veo caras nuevas, la programación se repite, y lo peor aún, el discurso de algunos de ellos se basa sólo en criticar a la administración actual en vez de proponer soluciones o presentar programas sólidos que generen interés de la gente.

Al parecer la crítica se ha configurado casi como un mecanismo de defensa de diferentes representantes de la política nacional, como si “unirse” a la mayoría, y estar en contra del trabajo del actual Gobierno generara que la gente los apoye o que los elija eventualmente en una próxima elección.

Me llama la atención el interés que tienen muchos por ser candidatos a la presidencia, es casi como que estuvieran con el traje de baño debajo del terno, listos  para “tirarse a la piscina”. Pese a que uno de ellos ya tomó la decisión de “lanzarse”, creo que esta no debiese ser una decisión tomada de modo apresurado, pues primero hay que ver si esta “piscina” tiene suficiente agua, ya que del modo contrario, la caída puede traer resultados negativos.

Ahora, si bien algunos ya han manifestado públicamente su interés por ser el próximo Presidente de Chile,  hay otros que prefieren jugar a la “intriga”, pues no confirman ni niegan que sumarán su candidatura.

Esta “intriga”, es casi un juego de niños chicos, y al parecer una estrategia perfecta para quienes deseen mantenerse vigentes de modo permanente. Pero dejémonos de estas cosas, lo que hoy se requiere son posiciones firmes y claras, el suspenso dejémoslo para la pantalla grande.

Es claro que existe un gran desafío, esto, considerando la serie de hechos que han aumentado los niveles de desconfianza e interés por parte de los chilenos de participar en procesos electivos que carecen de candidatos representativos para ellos.

El panorama es complejo, pero la clave está en renovarse, en presentar ideas y caras nuevas, programas constructivos, con proyectos que se la jueguen por el país, pues por el momento, sólo se me viene a la cabeza la célebre frase del Chapulín Colorado, y ahora, ¿quién podrá gobernarnos? 

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