Y La Moneda insistió en “ordenar la casa”

Cuando se afirma que “lo que hay que hacer” es restarse del Pacto Migratorio por razones de soberanía y para resguardar el derecho de los chilenos, caemos en cuenta que pese la ocupación mundial sobre este asunto, la solución ha sido eclipsada por el oscurantismo e ignorancia al respecto. No cabe duda, Migrar es un Derecho Humano.

¿O es que acaso no nos queremos hacer cargo de aquello? Porque lo de “ordenar la casa” parece una excusa más que un propósito, según lo expuesto y evidenciado por el Ejecutivo en estos días, luego de dar un portazo a un acuerdo que hasta el propio Presidente de la República ya dijo suscribir  ante la comunidad internacional.

Pues bien, al final la magnitud de las repercusiones es tal, que no sabemos qué es más grave: si  autoridades de Gobierno que desconocen las implicancias de cambiar criterios permanentes en política exterior; un gobierno que adopta decisiones que se acercan a la xenofobia trasnochada de algunas potencias, o que el populismo desesperado sea la brújula de esta administración. Y por cierto, otra situación delicada es el debilitamiento que presenta la Cancillería chilena.

Cabe recordar que el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular, como ha remarcado la ONU, es claro respecto que cada Estado es soberano para determinar sus propias políticas.

Este gobierno no parece entender que en concreto se ofrece un marco de cooperación para gestionar mejor la migración a nivel local, nacional e internacional, así como identificar las mejores acciones en la materia. Pero en vez de ahondar en ese punto como tema país, hemos sido testigos de la dedicación que ha puesto La Moneda en explicar lo inexplicable, sin considerar que el asunto migratorio es hoy una de las prioridades de la comunidad internacional...pero de forma seria.

Los chilenos hemos sido notificados a través de la prensa que se rompió uno de los principios en política exterior como asunto de Estado, el que este mismo gobierno se ha vanagloriado de respetar (con excelentes resultados) como en el caso de la demanda de Evo Morales ante La Haya. Pues bien, no nos queda otra que reparar en que esto no fortalece a nuestro país en lo inmediato, ni en el mediano ni largo plazo.

En momentos de integración en los que estamos involucrados, sin duda no ayuda a afianzar acuerdos integrales que tanta falta nos hacen en un escenario lleno de incertidumbre marcado por la relación entre EEUU y China.

Hoy Chile se esfuerza por modernizar nuestro Tratado de Intercambio y Cooperación con la Unión Europea y concretarlo es muy relevante tanto en lo político como en lo comercial. Ello nos hace pensar que este rol de nuestro país en el ámbito internacional no fue factor decisivo.

Al tratar de entender esta decisión presidencial, la única alternativa es pensar que se consideró el frente interno y sólo lamentar que hemos caído en lo que tantas veces criticamos a Bolivia al favorecer la coyuntura doméstica, sin importar el costo que podamos pagar.

Ahora el resto de la comunidad internacional se puede hacer la misma pregunta respecto por qué nuestro país cambió de opción de la noche a la mañana.

¿Acaso Chile no cumple con el ordenamiento jurídico, Tratados Internacionales, ni con los compromisos que asumimos?

A la luz de los argumentos confusos del gobierno, eso no está claro, y no lo ha sabido explicar.

Las dudas sólo evidencian que el esfuerzo debe concentrarse además en una pedagogía social que desmonte este relato equivocado, populista y xenófobo, para que Chile no sea sólo un eco de aquellas decisiones que marquen tendencia en las redes sociales o en las encuestas.

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