Ya no será lo mismo

Con el perdón de quienes sufrieron daños producto del uso de estos artefactos por las fuerzas policiales, la medida de suspender o prohibir el uso de las bombas lacrimógenas señalará un antes y un después en las jornadas de protestas masivas.

Es que junto a la contravención que significa tomarse la calle, los lienzos y banderas, el bullicio generado por gritos destinados a dar a conocer el sentido de la acción que se realiza, el agua de los guanacos y al menos una que otra lacrimógena era necesaria para establecer la fortaleza de la demanda ciudadana.

Como reemplazar ese inequívoco testimonio de “haber estado allí”, manifestado a través del incontenible llanto generado por el bombazo maldito, acaso ¿eso no es también la mayor demostración de haberse sentido por un momento protagonista de la historia patria, primer actor de la búsqueda de un mundo mejor?

Participar en la acción ciudadana, protegido con los argumentos que se vociferan para que sean escuchados más allá de los muros de Palacio y, por si acaso, con un pañuelo para guarecer las fosas nasales y la boca, unos gramos de sal y un medio limón en la derecha, dejará de ser lo imprescindible.

Las calles no tendrán esa alegría silenciosa de recibir a las multitudes y servir de escenario de reivindicaciones tan justas y merecidas, expresadas por la masa que representa la voz de los sin voz, recibirán la fría oleada del agua sucia y helada, pero faltará la lágrima derramada e impotente ante tan injusta represión.

¿Cómo podremos ahora sentirnos parte de las fuerzas que representan la verdad si se nos despoja de la principal prueba del delito cometido? Sin los ojos enrojecidos y la voz ardiente, perdemos el protagonismo tan esquivo para el normal de los mortales.

¡No hay salud! ¿No será posible crear unas lacrimógenas Light, de efecto reducido a base sólo de componentes orgánicos, que aunque resulten más caras estamos dispuestos a financiarlas?

¿Qué me responderán mis nietos cuando yo les pregunte si llevan pañuelo, un poco de sal y medio limón?

Se nos rayó el Tata.