¡No! un triunfo de la Democracia

Las últimas semanas no han sido fáciles para el diálogo entre el gobierno y la oposición. El rechazo al veto presidencial por salario mínimo, estuvo lejos de ser una negativa a los trabajadores, sino que a la dañina intransigencia de algunos, que lamentablemente puede marcar un punto de inflexión.

Cuando se viven días en que recordamos con dolor el Golpe de Estado y la cruenta dictadura dirigida por Augusto Pinochet, es ineludible  mirar nuestra historia y velar por la Memoria. Se espera que nuestro país aprenda de esa ingrata lección y prime la responsabilidad política, eje fundamental en el actuar de quienes forman parte del engranaje de la democracia. Cada ciudadano y por cierto, quienes los representamos estamos conminados a hacer prevalecer esta característica de la democracia.

Por ello creo que es un error que el Presidente Piñera caiga en tentaciones como contaminar la convivencia nacional por un afán cortoplacista y utilitario, calificando de antipatriotas a quienes ejercen su función parlamentaria.

Si bien el gobierno tiene plenas facultades de plantear sus propuestas, la democracia implica reconocer que la ciudadanía también eligió una mayoría distinta a la de su signo en el Congreso. Equilibrio funcional propicio para el diálogo y predisposición del Ejecutivo,  porque es el que propone cuando hay gasto comprometido, pero debe existir esa voluntad y capacidad de buscar acuerdos en el Congreso donde tiene minoría.

Pues la actual Oposición no debe caracterizarse por el empate, apelando también a aquella responsabilidad política.

En ese sentido, la articulación de nuestro bloque es vital. Por ello parece absurdo que para conmemorar los 30 años del Plebiscito del 5 de octubre de 1988 en donde triunfó el NO a la continuidad de Pinochet, se hable de una división entre quienes no estamos por la Derecha que en su momento amparó esta misma dictadura.

No tiene sentido excluir a quienes también reconocieron la fuerza del lápiz por sobre la violencia para forjar lo que finalmente fue una gesta heroica y democrática que le pertenece al pueblo de Chile, no sólo a unos pocos. 

Cuando se trata de efemérides de este tipo, la actitud es siempre  convocante,  porque permitió el avance de nuestra sociedad desde una dictadura a una democracia.

El impulso que dio el triunfo del NO se originó a partir de un amplio movimiento ciudadano, social, político y cultural que priorizó el establecimiento de la libertad y respeto por los derechos humanos en nuestro país.  Y fue un proceso de transición que permitió incorporar a aquellos que no se opusieron a la continuidad del régimen y que hoy participa de un sistema que permite la libertad de expresión y las libertades individuales.

Por lo mismo, somos los participantes de esa democracia quienes debemos velar por la unidad nacional, cuán equivocados estamos en segregar y buscar la confrontación en momentos en que la ciudadanía espera avances importantes para justamente mejorar esa democracia que se logró y por cierto, que la alegría llegue para todos y no sólo esos algunos.

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