Inexcusable impericia en RREE

Por estos días hemos conocido la opinión del Gobierno saliente acerca de cómo proceder ante el Pacto de Bogotá que es el que da sustento al reconocimiento de la Corte Internacional de Justicia.El Presidente ha dicho que se evalúa el retiro de esta convención debido a los efectos del fallo del Tribunal de La Haya.

Por cierto que para los chilenos, sus instituciones republicanas y la ciudadanía en general, algunos aspectos de la resolución de la Corte Internacional de Justicia son inexplicables jurídicamente.

La cesión de un territorio en la Zona Económica Exclusiva que por décadas ha pertenecido a Chile y que fue así respetado por Perú, es una pérdida que aún no alcanzamos a dimensionar en su totalidad, más allá de si los recursos pesqueros son o no relevantes.

Sin embargo, uno de los efectos positivos de la resolución es que se ha reconocido la tesis chilena de que el límite sí existe, sí fue fijado en el Hito 1 y que éste corre por el paralelo tal como lo defendió nuestro equipo jurídico en La Haya.

Lo otro relevante es que el propio Presidente Ollanta Humala reconoció de manera explícita que Perú cerró sus reclamaciones limítrofes para siempre, independiente de los vaivenes de sus declaraciones y de las posturas de algunos sectores peruanos.

Pero uno de los efectos del que tenemos que tener mucho cuidado es aquel que tiene que ver con la tentación de ceder al aislacionismo, impulsando el retiro de Chile del Pacto de Bogotá.

El tema puede ser analizado largamente y podemos debatir sobre las causas más profundas de este fallo y de la forma en que ambos países se condujeron ante la Corte de La Haya, pero es importante no perder de vista que restarse del orden jurídico internacional no tendrá efectos positivos para Chile.

La reacción apresurada del Gobierno saliente denota un grado de impericia inexcusable en el manejo de las relaciones internacionales.Esto se trata de diplomacia y no de meras tratativas comerciales.

La solución no es aislarse, sino profundizar la integración y liderar un profundo trabajo de promoción de las posiciones chilenas entre los países aliados, presentes y futuros, de modo de mejorar el desempeño de nuestra política de relaciones exteriores.

En tal sentido, la vasta experiencia en la cancha del multilateralismo que tiene el futuro ministro de RREE Heraldo Muñoz es un aliciente a que Chile pueda tener una Cancillería más moderna, más profesional, más escuchada y más influyente.

La lección de este caso es que el actuar del derecho debe guiar las acciones de Chile dentro y fuera de nuestras fronteras.

La amistad y colaboración entre los países son infinitamente más rentables que actitudes que nos lleven a las desconfianzas, a conflictos abiertos de manera permanente o a impedir que nuestras posiciones sean debidamente conocidas por el concierto internacional.

Y eso vale especialmente para cuando debamos abordar el tema de Bolivia y su demanda en el mismo tribunal.

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