Carta abierta a la comunidad UC

En su declaración de la semana pasada el profesor Costadoat indica que fue citado por el cardenal Ezzati y que este le comunicó que no le renovaba la misión canónica de enseñar en la facultad de Teología.  Las razones de esta no renovación fueron la tensión entre la libertad académica del profesor y la libertad de la facultad para tenerlo entre sus profesores.  Algunos alumnos de teología no estarían preparados para formar parte de su curso de Trinidad y Cristología por una razón más bien pedagógica, le señaló el Cardenal.En esta reunión no hubo ningún reparo doctrinal.

Sin embargo, en su carta al Consejo Superior de la UC, el cardenal Ezzati esgrime las siguientes razones para la exoneración del profesor Costadoat: “registra afirmaciones poco prudentes que desdibujan la enseñanza magisterial de la Iglesia en diversos puntos de la misma”, haciendo alusión a que no enseña con exactitud el magisterio de la Iglesia.

Ni el decano de la facultad de teología y el rector de la universidad en sus cartas públicas dan razones para la desvinculación sino que sólo afirman el derecho del Gran Canciller de tomar esta decisión.  En verdad, la única razón que invocan es el argumento del derecho que tiene el cardenal Ezzati para tomar esta decisión a partir de lo que él ponderó de manera personal.

Lo anterior es grave para una  universidad. ¿Pude un consejo superior, un decano, un rector, un grupo calificado de profesores y alumnos permitir que, en una universidad de alto nivel como es la UC, no se esgriman razones, argumentos, fundamentos claros y precisos que den cuenta de la desvinculación del profesor Costadoat?

¿Puede una universidad permitir esta sanción pasando a llevar lo que cotidianamente exige de su cuerpo de profesores y a sus alumnos que es  pensar, reflexionar, ser precisos, claros, dando fundamento coherente de lo que se quiere expresar o publicar?

El mismo Cardenal Ezzati en su carta al consejo superior de la UC indica que los alumnos deben recibir una formación con total claridad y sin confusiones. El mismo rector en su carta pública señala que el trabajo universitario requiere diálogo, dedicación, respecto, reflexión y la generosidad de todos.

La rigurosidad intelectual requiere de argumentos y en esto el decano y el rector han avalado la falta de estos. Este caso es un signo grave que debilita la investigación, la claridad, la coherencia y que avala la falacia del argumento de autoridad.

Si la comunidad UC no exige al Gran Canciller punto por punto las imprudencias y los “argumentos desdibujados” del profesor Costadoat no estará más que avalando la mediocridad intelectual, el conformismo y la sumisión del pensamiento al poder y la autoridad de quien la ejerce.

Más aún, avalará la incoherencia de aceptar lo que no permite ni a sus alumnos en sus trabajos ni a sus docentes en sus publicaciones.

Desde Facebook:

Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado