Chile en crisis sanitaria

Los trabajadores y trabajadoras de la salud, tenemos la altura moral para describir cómo se ha generado, consciente y paulatinamente, el desmantelamiento de la Salud Pública y la estigmatización de sus trabajadores, quienes incluso están arriesgando su propia integridad física a propósito de las deficiencias estructurales en la atención a la población.  De ello dan cuenta conflictos como el de la COMPIN y Hospital San José  que, por cierto, son reales y todos tienen un origen, un problema de fondo.

En este marco, se presenta el Presupuesto de la Nación 2020, con un ministro de Salud Jaime Mañalich que da a entender a la población que la partida presupuestaria para el Sector supone un crecimiento del 5,7%.

El mismo ministro que en el pasado omitió datos y engañó a la opinión pública diciendo que se habían terminado las listas de esperas, hoy quiere hacernos creer que este Presupuesto favorecerá la Salud Pública de nuestro país.

Pero, sin grandes énfasis, sin una dirección política clara que establezca cuáles serán los mecanismos de solución a  los problemas arrastrados por años y sin ninguna intención de dar un rumbo distinto a lo deficiente  que está siendo el actual sistema de salud, el Presupuesto 2020 para el sector, sencillamente, no contiene grandes anuncios.

Y los que es peor - tal como viene sucediendo hace años - no se hace  cargo de un principio fundamental que es hablar de “Salud” más allá de la centrada en la enfermedad. Nada propone sobre Prevención y Promoción sanitaria.

Como consecuencia, hoy en  Chile, por ejemplo, más del 60% tiene problemas entre sobrepeso y obesidad, 23% sufre de enfermedades mentales prevenibles y un 10% es portador de diabetes mellitus tipo 2; todas patologías que tienen directa relación con falta de prevención de la salud.

Siendo la Atención Primaria, la puerta de entrada de la población al sistema público de salud,  hoy se le asigna un magro reajuste de $228 per cápita. De no mediar un giro, estamos destinados a vivir en un país que propicia toda clase de enfermedades sin límites.

Un conflicto permanente, es la crisis de la red hospitalaria, teñida por la  falta de insumos, personal y medicamentos.

El Presupuesto, comparando agosto a agosto de cada año, nos muestra que el 5,7% se diluye, traduciéndose en cifras negativas para el financiamiento de cada hospital.

Pero en paralelo, se insiste en fomentar el lucro en Salud, trasladando recursos públicos al Sector Privado por un monto de US$1.264.110 millones de dólares, lo que equivale al financiamiento de los 9 hospitales concesionados o a 2 veces el pago de la deuda hospitalaria o al funcionamiento de un hospital de alta complejidad por 10 años, o sea, profundiza la ganancia de unos pocos vía la enfermedad de la mayoría.

Si bien, es reconocido que parte de este problema tiene que ver con los mecanismos de financiamiento, diagnostico que compartimos podemos ver una improvisación y una mirada economicista sin evidencia, ni garantías en la implementación de un “nuevo mecanismo de financiamiento” para hospitales, el que fue anunciado como una importante medida.

Por esto advertimos que en este escenario y con la restricción que ha puesto el ministerio de Hacienda solo se puede pronosticar  una crisis sanitaria de gran envergadura, donde los trabajadores nuevamente estaremos siendo la cara visible de un modelo agotado y un sistema  con múltiples carencias.

Para los trabajadores (as) de la salud, sigue siendo  urgente denunciar esta situación y exigir la inyección de recursos de manera perentoria porque con este Presupuesto 2020, se está cimentando una crisis sanitaria que pone en riesgo a la población de nuestro país.

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