Del papiro a internet, ¿ha cambiado algo en la medicina?

Salud y enfermedad han sido estados de la vida humana en todas las épocas de la historia de la humanidad, y las actividades que tienen como finalidad combatir la enfermedad y promover la salud nos han acompañado siempre.

En lo que atañe a las comunicaciones escritas en salud y medicina los primeros textos de carácter médico corresponden a las sociedades que crearon la escritura, especialmente Egipto y Mesopotamia. [1] Los textos médicos egipcios están escritos en rollos de papiro, en hierático que es la simplificación de la escritura jeroglífica en las inscripciones de tumbas. A modo de ejemplo un papiro del siglo XVII A. C. expone cuestiones quirúrgicas, otro del siglo XIV A.C. está inspirado en el flujo de las aguas del Nilo del que dependía toda la vida de Egipto.

Junto a estas culturas también se consideran algunas como la etrusca entre las europeas o la maya, las azteca e inca en la América precolombina, así como otras en la India, China y Grecia. En el Egipto arcaico se ocupaban de asistir a los enfermos los sacerdotes de la diosa de la salud Sekhmet, los magos y los médicos escribas, quienes estaban jerarquizados desde el jefe hasta los simples médicos y durante el Imperio Antiguo se dedicaban a campos especializados como el “oculista”, el “médico del vientre” o el “guardián del ano”.

Desde esas épocas se hacían explícitos los principios -aún vigentes- de combatir la enfermedad, la asistencia a los enfermos a través de sanadores, la organización médica, el orden jerárquico de esta profesión y la diferenciación, hoy llamada especialización, de los sanadores. Así también, esbozos del enfoque de higiene del entorno, en cuanto causa de enfermedades infecciosas.

La medicina que hoy conocemos nació en el siglo XIX cuando los médicos científicos empezaron a investigar en forma sistemática la estructura y función del organismo humano, tanto sano como enfermo, llegando a concluir que la medicina era una rama de las ciencias naturales y que los procesos mórbidos debían explicarse en términos anatómicos y fisiológicos, vale decir el modelo mecánico de la enfermedad[2].

El abismante cambio experimentado, por ejemplo con el descubrimiento de los antibióticos, el desarrollo de la anestesiología u otras conquistas científicas, llevó a la profesión a una especie de engolosinamiento con la exitosa resolución de enigmas de los científicos, dejando de lado otros aspectos como los filosóficos contenidos en las decisiones clínicas que implican siempre juicios de valor, llegando como consecuencia a incorporar nuevas y necesarias miradas como la ética médica. Además, surge el interés por la salud pública y la prevención de epidemias, a través de la observación de factores ambientales y sociales.

¿Y ahora dónde estamos? Sumergidos en varios enigmas y en una especie de esterilidad científica que responda a nuevas “epidemias contagiosas”, tales como afluencia irreversible de seres humanos a la tercera y cuarta edad, con la consiguiente carga de morbilidad y escalada de costos nunca antes vista; la pretensión inagotable de las personas por servicios de atención médica especializados; la cantidad de riesgos inherentes a la atención médica que se acrecienta con la mayor tecnología y manipulación del cuerpo humano; la explicitación de los derechos por sobre los deberes de las personas en su atención de salud y en el cuidado de su cuerpo, con las implicancias que esto conlleva en el cuidado de los demás.

Estando todo igual algo ha cambiado, o como en la lógica gatopardista cambiar todo para que nada cambie, probablemente el sistema de salud que una vez ha sido un gran anhelo del colectivo social por contener una organización de sanadores al combate de la enfermedad, hoy día puede ser un tirano del que nos hemos vuelto esclavos. 

1. López Piñero, José M.: “Antología de clásicos médicos”, Madrid 1998.

2. Wulff,H.; Pedersen,S.;Rosenbergh,R. “Introducción a la filosofía de la medicina, Madrid 2002.

Desde Facebook:

Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado