Derecho a reparar nuestro cuerpo

La cirugía plástica y/o estética se ha convertido para muchos en la única posibilidad de acceder a un rostro o cuerpo deseado y que sienten que la naturaleza simplemente no les dio. Sin embargo, un importante porcentaje de la población recurre a ella no por un tema de vanidad, sino que para poder reparar una parte de su cuerpo.

Un ejemplo de esto es lo que sucede tras un embarazo, donde a veces el abdomen pierde firmeza o tonicidad generando en muchas ocasiones una deformidad conocida popularmente como “abdomen en delantal”.

Esta situación lleva a que muchas veces las personas vean trastornado su diario vivir, impidiéndoles una buena calidad de vida, al tiempo que sienten menoscabada su integridad física y sicológica.

Sin embargo, las llamadas cirugías reparadoras no siempre son tomadas como tales y pasan a ser denominadas como procedimientos con fines de embellecimiento, por lo que la persona tiene dos caminos: o cancela el costo total de la cirugía o llega a instancias legales para que su prestador de salud cubra dicha intervención quirúrgica.

Si bien no todos tienen acceso a las cirugías y un gran segmento de la población debe “aprender” a vivir con su cuerpo, es necesario dar mayor cobertura a intervenciones que están lejos de realizarse por temas netamente estéticos y cuya finalidad apunta derechamente a entregar una mejor calidad de vida al paciente.

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