El torniquete de las farmacias que hay que saltar

No existe familia en Chile que no se queje del alto precio de los medicamentos y por algo nuestro país se encuentra en la lista de los top ten de los países OCDE que lideran los montos más altos en estos productos.

A la colusión de las grandes cadenas de farmacias se suma ahora un estudio de la Fiscalía Nacional Económica (FNE) que afirma que el modelo de los medicamentos presenta tantas deficiencias que debe ser reformado en totalidad y de forma estructural.

Era un secreto a voces el profundo descontento que hay en la población por el alto precio de los remedios y esa es una de las demandas más sentidas de la movilización social, como también el hecho de que la gente es presa de los médicos que escuchan los cantos de sirena de los laboratorios para que promuevan medicamentos de sus marcas.

Este círculo vicioso donde el paciente confía ciegamente en su doctor y a su vez los profesionales de la salud se dejan encantar por el fuerte marketing que realizan este tipo de empresas para convencerlos de que su producto es mejor, ha generado un verdadera crisis en los bolsillos de los chilenos que simplemente  ven con angustia la posibilidad de enfermarse porque no tienen dinero para comprar lo que indica la receta.

No extraña entonces que el informe de la FNE asegure que un 80% de los medicamentos inscritos en Chile aún no tienen alternativas bioequivalentes y que los laboratorios realizan inversiones superiores a los US$ 200 millones al año para promover sus productos, para que las alternativas más baratas no sean ni siquiera conocidas por los usuarios.

Este es un abuso y cuando hoy estamos hablando que la gente se cansó de que le pasen por arriba, también dijeron basta al hecho que las farmacias sigan ganando a manos llenas a costa de vender medicamentos que tienen precios insoportablemente altos.

Si el Presidente Sebastián Piñera de verdad  escuchó a los miles de chilenos que demandan mayor justicia social empujará en el Congreso un proyecto que cambie este modelo y coloque fin a este otro abuso. Bien lo sabe la autoridad la ley de fármacos I y II son insuficientes para concretar esta reforma.

Soy partidario de fijar el precio de los medicamentos en todas las cadenas de farmacias.

Esto incluye a grandes y las independientes porque el Estado no puede hacer vista gorda a los grandes conglomerados que se colocan de acuerdo para subir precios y además de manera sistemática niegan la posibilidad a los usuarios de comprar bioequivalentes que obviamente tienen precios mucho más bajos.

Hay que poner un alto a este abuso y también avanzar a una norma que declare la salud como un derecho. Confío en que la nueva Constitución lo establecerá como uno de los primeros derechos constitucionales.

Sin embargo, hoy  podemos adoptar medidas para enfrentar las crisis que atraviesa la salud pública. Para eso es urgente fortalecer FONASA que es donde se atiende el 80% de la población.

Para ello se requiere un aumento al 6% del PIB en gasto público en materia sanitaria, un seguro nacional de salud para toda la gente y subir a 10 mil pesos el per cápita de salud para la atención primaria.

Desgraciadamente y pese a todos los esfuerzos que hicimos no se logró anoche que el marco de entendimiento que suscribió el Senado con el gobierno  incluyera un aumento considerable para el  per cápita de salud como queríamos, pero se logró un avance,  porque en el presupuesto se incluyó asistencia especial para la tercera edad y el sector rural.

Está claro que con este nivel de gasto no lograremos cambiar el sistema de salud. Por ello seguiremos trabajando desde la comisión de Salud del Senado para que el modelo entregue respuestas y no solamente sobreviva.

El movimiento ciudadano ya saltó los torniquetes para terminar con la desigualdad en este país y  hoy es deber el Estado responder con medidas concretas para disminuir una de las brechas que tiene ahogado a este país.

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