La espera de los quemados

Hace unos días el MINSAL informó sobre el número de pacientes que fallecieron mientras estaban en listas de espera. Generó especial preocupación aquellos que,  habiendo sido declarados AUGE tienen, por ley, garantía de acceso y oportunidad de atención. Tanto así que posteriormente la Ministra formó una comisión especial para estudiar la situación.

Hace mucho que quienes tratamos pacientes quemados estamos preocupados por lo mismo. Lo hemos hecho ver en cartas, documentos, trabajos científicos, conferencias y diversas reuniones para el efecto.

Los quemados han tenido que sufrir largos periodos de espera. El progreso tanto en acceso como en eficacia en la atención ha sido lento y engorroso, impulsado fundamentalmente por iniciativas individuales como las del Dr. René Artigas que dio origen a la Unidad de Quemados del antiguo Hospital Arriarán o el Dr. Mario Garcés que impulsó la creación del servicio de Quemados de la Asistencia Pública (HUAP).

No obstante hemos conseguido progresos significativos. Para ilustrar, baste recordar que hasta el año 2004 al menos un tercio de los pacientes Grandes Quemados hoy AUGE, aquellos más de 150 de Indice, eran declarados “fuera de alcance de tratamiento” y no se trataban. Fallecían en un 99%.

Hoy el 50% de esos pacientes consigue sobrevivir. La mortalidad general en Grandes Quemados ha caído, para los que ingresan en un Centro con Capacidad de Resolución, de 76% en el 2004 a 22 – 24 % en la actualidad.

Pero ¿ingresan todos los que debieran ingresar? ¿Con los tiempos de espera que la Ley exige? Se señala que deben ser ingresados a un Centro con capacidad de resolución antes de 72 horas. Ese es el tema.

Cuando se incorporó los Grandes Quemados al AUGE advertimos que la mejoría de la sobrevida y la garantía de acceso y oportunidad de atención se traduciría en  una demanda mayor de la que mostraban las viejas cifras. Planteamos la necesidad de anticipar, planificar estratégicamente, ampliar el Servicio de Quemados del HUAP y fortalecer las capacidades de la Red de atención.

Convertir el Servicio del HUAP en un Centro de Referencia Nacional generó una gran oportunidad en el sentido de evaluar prospectivamente la experiencia, sistematizarla y generar nuevo conocimiento que permitiera mejorar progresivamente la capacidad de la atención. Así se hizo y los resultados se publicaron en las Revistas Científicas de la especialidad y fueron reconocidos en la Comunidad Académica Latinoamericana.

La primera observación, completamente esperable por lo demás, fue que sobrevivían un número mayor de pacientes, más graves, más complejos, de mayor edad, pero para conseguirlo se requería un mayor número de días de hospitalización, presentaban un mayor número de complicaciones  y necesitaban  de un arco más amplio y diverso de recursos y profesionales especialistas. Esa nueva situación excedió las capacidades del HUAP

Este nuevo escenario hizo necesario convenir con otros centros la atención de aquellos que no conseguían cupo en el HUAP. El proceso entre identificar el paciente, solicitar cupo y llegar a obtenerlo se hizo más extendido ocupando buena parte de las 72 horas aceptadas. En más de un caso ese plazo ha sido superado. Esto se tradujo en retraso en el inicio del tratamiento lo que a su vez generó pacientes agravados y de mayor complejidad, con mayores riesgos que exigen, consecuentemente, mayores recursos.

El problema es que estos son pacientes de extrema gravedad. Las primeras horas son cruciales. La literatura científica suele afirmar que los grandes quemados son uno de los pacientes más graves y más complejos que recibe un hospital. Los estudios vinculados a Grupos Relacionados de Diagnóstico lo ponen de manifiesto. Esperar no es intrascendente, aumenta el riesgo vital.

No sabemos cuántos pacientes no lograron soportar la espera. Los sistemas de Registros del Minsal, nos han dicho, sólo detectan los pacientes una vez que son declarados AUGE en el Centro de Referencia Nacional. No sabe cuántos no llegaron a ser declarados. Discutimos este tema desde comienzos del AUGE. Se nos dice que se está trabajando en un nuevo Registro que permita conocer la dimensión del problema.

Imaginamos que La Comisión investigará estos temas para construir una base de conocimiento que permita plantearse nuevas preguntas y planificar estratégicamente.

Preguntarse por ejemplo si ¿es necesario trasladar todos los pacientes a un Centro Nacional o algunos podrían ser tratados en niveles intermedios?

La complejidad de los pacientes no es uniforme, los hay de baja, mediana y alta complejidad. La infraestructura para tratar los de baja complejidad existe en todos los hospitales. Lo que puede faltar es capacitación, organización y gestión clínica. También incentivos por cierto.

Preguntarse cómo resolver, en este nuevo escenario de pacientes de alta complejidad, la necesidad de un arco de profesionales especialistas que están disponibles habitualmente en un Hospital Base y no necesariamente en un Hospital de Urgencia.

Preguntarse como desarrollar e incentivar un banco de tejidos que simplificaría el tratamiento, ayudaría a descentralizarlo poniendo  al alcance de más profesionales su ejecución, fortaleciendo la Red de atención, como lo han hecho en Europa, por ejemplo.

Preguntarse si es posible tener un sistema de Registro que permita evaluar resultados, no solo procesos; que nos permita saber, quiénes, cuántos y que tan graves y complejos son estos pacientes; aprender de la experiencia, generar nuevo conocimiento, seleccionar los procedimientos en función de su costo-efectividad  probada y planificar estratégicamente.

Sin duda será una ardua tarea la de esta Comisión. Esta es sólo una de las patologías involucradas, los temas no tienen una sola mirada, sus orígenes son variados, muchos los involucrados.  

Los Grandes Quemados y quienes nos ocupamos de su tratamiento estaremos esperando conocer sus opiniones y propuestas y estamos disponibles para ayudar a responder sus preguntas.

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