La espiritualidad en la salud

“La salud no es una condición de la materia, sino de la Mente”, dijo Mary Baker Eddy. Cuando leí esta afirmación, pensé, ¿A qué se refiere esto? Luego de un tiempo comencé a descubrir que dado que la salud es el estado normal y natural por ende la enfermedad un estado anormal. La salud debe ejercer más poder y presencia que la enfermedad y ¿qué relación puede existir entre la salud, los pensamientos y las creencias?

Siendo una creencia un firme asentimiento o vínculo voluntario y conformidad con algo, es importante reflexionar ¿en qué creo?, considerando que muchas veces esa creencia será una convicción o una ley para uno mismo. Por otro lado, los pensamientos o “conjunto de ideas propias de una persona, de una colectividad o de una época” pueden influir en la manera en que se ve la vida, el cuidado higiénico, nutricional y otros.

La Dra. Christina Puchalski, fundadora y directora de The George Washington Institute for Spirituality and Health, quien expuso en la Clínica Santa María, se refirió a la importancia de la espiritualidad de la persona o el paciente, además de sus valores, creencias tradiciones, prácticas y cómo una intervención espiritual mejora la calidad de vida de los pacientes.

Interesante me pareció un ejemplo que ella dio al respecto. Nos relató lo que a un hombre de edad avanzada le había sucedido, quien acostumbró gran parte de su vida a orar de rodillas, sin embargo, dadas sus condiciones físicas no pudo hacerlo más, hecho que afectó la manera en que él se relacionaba con Dios, desencadenando más de un problema en su salud.

Además, comentó lo perjudiciales que son el rencor, la rabia u otros y la importancia de tratar de revertirlos a favor de la salud.

Hay momentos en la vida en los que la salud pareciera estar determinada por factores externos, sin embargo, al reflexionar en que la salud es un estado natural y normal de la mente divina, más allá de creencias acerca del clima, la alimentación y otros es un paso muy importante para mejorar la calidad de vida.

En lo personal, al saber que la salud es natural y un estado de la mente, siento que reafirmo mi espiritualidad, me siento más conectada con lo divino. ¿Por qué? Porque al estar más consciente de esto me doy cuenta de que la divinidad es buena, perfecta, no comete errores y que, por sobre todo, cuida y ama a cada uno de nosotros.

Ese amor libera del temor y puede también liberar de la enfermedad.

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