¡Vida a nuestros niños!

“Una noche como a las tres de la mañana fui despertado porque había un niño recién nacido en Detif y estaba grave, pesqué mi caballo y partimos a todo galope, era un viaje de unos veinte kilómetros solamente para ir, afortunadamente teníamos marea baja por lo que pasamos sin problemas el tajamar de Cagualdao, pero a pesar de nuestros esfuerzos, llegamos tarde, la guagua había fallecido…”( Vera Pérez, Hugo, Memorias de un auxiliar paramédico en zona rural, Consultorio Puqueldón, 1985).

Testimonios como éste se habían extinguido en Chile, pero por desgracia, hoy siguen apareciendo noticias de niños muertos que parecen no conmovernos, o peor aún, nos resultan indiferentes.

Durante años el cuidado de los niños ha sido una ocupación del Estado; reciente expresión de esto fue el Consejo asesor presidencial para la reforma de las políticas de infancia (2006) que culminó con el programa “Chile crece contigo”, cuyo eje principal fue el acompañamiento del proceso de desarrollo de los niños.

No obstante las políticas, así como el auxiliar de Chiloé que nos cuenta su anhelo y acción desesperada por salvar una vida, ha habido muchas personas y entidades a lo largo de la historia dedicados al servicio de la infancia y al descubrimiento de mejores maneras de cuidar a los niños en todas las etapas de su ciclo vital, que culmina con la adolescencia.

Destacados próceres de la Medicina y la Salud Pública son recordados porque conocidos hospitales pediátricos de Santiago llevan sus nombres, como es el caso del doctor Roberto del Río (1859-1917), dedicado a las enfermedades infantiles y profesor de “enfermedades de niños", como se conocía entonces a la Pediatría.

Ante la epidemia de sarampión, que entre 1899 y 1901 causó una alta mortalidad infantil, las autoridades decidieron crear un hospital de niños contando con la asesoría del Dr. del Río, quien también fue presidente del Consejo de Protección de la Infancia.

Seguido de él, el doctor Luis Calvo Mackenna (1872-1937) trabajó en el hospital de niños de calle Matucana y en el Patronato Nacional de la Infancia, impulsando los centros de atención primaria conocidos como "Gotas de Leche". En 1922 convocó a los médicos pediatras de Chile a formar la Sociedad chilena de Pediatría, siendo delegado de Chile ante el Instituto Internacional de Protección a la Infancia, desde donde surgió el «Decálogo de los derechos del niño».

Además, estuvo a cargo de la dirección de la Casa de huérfanos, a la que renombró como Casa Nacional del Niño.

Por otro lado, el doctor Julio Meneghello  (1911-2009) fue un médico científico, considerado el iniciador de la pediatría social en Chile. Contribuyó al establecimiento del laboratorio de investigaciones pediátricas que originó el Instituto de Nutrición y Tecnología en Alimentos, es considerado también el padre de la pediatría moderna, ya que fue el primero en poner en práctica el uso de sueros por vía oral para tratar los cuadros diarreicos con deshidratación en niños desnutridos.

Ahora, si bien hoy nuestros niños casi no mueren de enfermedades infecciosas, puesto que gran parte de ellas han sido erradicadas gracias a las vacunas, están muriendo de violencia, de malos tratos, de la dejadez de los adultos que están a cargo de cuidarlos.

Si antes la mortalidad infantil se asociaba fuertemente a la pobreza y marginalidad social, las muertes de hoy están más cerca del desamor, peste difícil de exterminar siendo casi imposible encontrar próceres que luchen contra ella.

El llamado es a reflexionar en cuanto a la efectividad de las políticas de protección de la infancia.

Debemos cambiar nuestra mentalidad y los énfasis, teniendo presente en nuestro hablar y actuar la misión de cuidado a nuestros niños ….para no pedir a Violeta Parra que nos cante, “…Ya se va para los cielos ese querido angelito a rogar por sus abuelos, por sus padres y hermanitos…”

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