Anef: o el día de los muertos vivientes

Como candidato a presidente de la ANEF y encabezando la lista F en la pasada elección del Directorio el 2011, siempre contemplamos que podrían producirse irregularidades en el proceso, pero nunca que éstas serían tan escandalosas.

La forma como se planificó y llevó a cabo esta verdadera operación electoral, obra rigurosa de inescrupulosos que no dudaron en engañar a candidatos, electores y -en especial- a todos los funcionarios públicos de Chile, terminó con un justo dictamen del Tribunal, que resolvió declarar nula la elección y repetirla.

Este trabajo de sindicalistas profesionales podría servir como inspiración para un próximo reality nacional, puesto que la realidad superó la ficción: urnas móviles; exclusiones arbitrarias; mesas donde sólo triunfaron determinadas listas y candidatos y otras donde no hubo registros de votos nulos ni blancos; caída del sistema computacional SISNE, justo en el momento en que nuestra Lista F estaba obteniendo un resultado histórico; la no entrega del padrón electoral a las asociaciones; asociaciones que cancelaron sus cuotas pendientes –para poder sufragar ese día- en cómodos 24 cheques, precio contado y sin intereses, tal como el antiguo slogan de La Polar, “llegar y llevar”.

El clímax de esta función teatral- televisiva se habría logrado con la incorporación sorpresiva (para subir en el ranking del people meter, según algunos analistas) de actores y actrices provenientes del más allá, de muertos vivos.

Sí, señoras y señores, directamente de la ultratumba, en una responsabilidad funcionaria que quizás ameritaba mejores desvelos, extintos o finados funcionarios públicos habrían concurrido especialmente a votar por sus compañeros candidatos.

Este hecho sin precedente en la vida nacional marca un hito y con ello un ejemplo claro de cómo no deben hacerse las cosas.

Curioso resulta constatar que aquellos que pregonan el respeto y promoción de los derechos humanos y la democracia, como Raúl de la Puente (actual presidente de la ANEF) y compañía, no son capaces de velar por impedir este tipo de prácticas ilegales, ilegítimas e inmorales y que precisamente atentan contra todo lo que pregonan defender.

Si queremos ser un país desarrollado, deberemos extirpar una enraizada lacra de dirigentes clientelares, quienes no dudan en realizar cualquier acto o maniobra para mantenerse en el poder y beneficiarse de sus cargos.

Los dirigentes de la ANEF deben recapacitar y enmendar rumbo. Hoy no son capaces de convocar a nadie; a sus paros y movilizaciones -con suerte- asisten sus familiares y amigos, lo que está llevando a la ANEF al descrédito.

En este contexto, cabe recordar que las instituciones grandes también pueden fracasar por una mala gestión.

El año pasado los dirigentes de River Plate lograron lo insólito: llevarlo por primera vez en su historia a la Segunda División del Futbol argentino. Esta noticia dio la vuelta al mundo y colmó de indignación a su hinchada, la que lloraba y pedía la cabeza y el linchamiento público de sus dirigentes.

Espero Sr. de la Puente que no terminemos así y podamos retirarnos del estadio con los aplausos de nuestra hinchada y no en medio de justificados silbidos, frutas de la estación u otro tipo de proyectiles.

El espíritu de don Clotario Blest y del Padre Alberto Hurtado deben ser nuestra inspiración, no intereses cortoplacistas y mezquinos.

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