Con mucho cariño y respeto

Ha terminado el Festival de Viña 2012, y mi abuela recién comienza a recuperarse de tanto trasnochar. Afortunadamente los mayores requieren menos horas de sueño y, por lo general, no necesitan levantarse demasiado temprano.

Así las cosas, en estos días, ella sale de su cama a las 6.30 para desayunar (media hora más tarde que lo que acostumbra). Hoy la sorprendí riéndose sola mientras escribía una carta dirigida a la alcaldesa de la ciudad Jardín (doña Virginia Reginato Bozzo).

Mi abuela Carmela tiene un especial cariño por la alcaldesa Reginato. Entre otras cosas, porque comparten el día del cumpleaños (16 de Julio). Claro está que de diferente año.

“Tú sabes que antiguamente se usaba colocar como segundo o tercer nombre el del santo del día de tu nacimiento: por eso ella se llama Virginia María del Carmen, y yo Carmela”.

Abuela, ¿es cierto que la alcaldesa fue reina de la primavera?-

No sólo de la primavera. La Virginia fue varias veces reina. Me recuerdo que fue reina de la Bomba Italia, de un carnaval que organizaba la Cruz Roja y también de la Feria Internacional que organizaban los industriales. La conozco desde que era una niña, me dijo sonriendo.

Bueno. ¿Me puedes mostrar lo que le estás escribiendo y que te causa tanta alegría?

Te lo leo me dijo, y empezó con su voz clara.

Querida Cotty:

Espero estés muy bien.

Con mucho cariño y respeto, tal como dijo ese cantante García en tu Festival al leer la corta y poética carta dirigida al presidente Piñera, quisiera comentarte dos o tres temas que no puedo dejar pasar sin opinar.

He leído tus declaraciones en torno a que el canal de televisión encargado de la organización del Festival debería incluir una cláusula en los contratos de trabajo de los artistas, que establezca claramente que no pueden emitir opiniones políticas en sus presentaciones.

Me imagino que te refieres a todos los artistas involucrados, tanto los que compiten, los que son parte del show o aquéllos que cuentan chistes.

Tu idea me parece interesante y quisiera complementarla con algunos puntos que la pueden enriquecer y hacerla más efectiva aún.

En primer lugar, creo que se debe incorporar, además de la prohibición de leer cartas o hacer discursos, el interpretar canciones cuyas letras se refieran a problemáticas que puedan interpretarse como políticas o revolucionarias.

No sea cosa que uno de estos artistas le ponga música a un discurso o “carta al Presidente” y la cante (burlando así el espíritu del contrato de trabajo). De ser posible, en el caso de la competencia, hacer énfasis en las canciones de amor (con finales felices).

En segundo lugar debes indicar, a quien corresponda, que en el caso de los humoristas se debe ser más estricto aún. Resulta muy fácil hacer reír con chistes intencionadamente políticos (te sugiero que agregues un capítulo especial sobre imitaciones, no sea cosa que te contraten a ese imitador que se disfraza de hermano de Presidente y te haga pasar un mal rato).

Además, y sólo con el propósito de prevenir, debes sugerir que se incorporen también estas cláusulas en los contratos de los animadores, la orquesta festival, los jurados y las chiquillas que entregan los premios.

Por último, creo que tu idea debes enviarla a Palacio, ya que, en mi opinión, sería muy bien considerada por el señor presidente Sebastián Piñera. Mucho me temo que en lo que resta de su mandato, será cada vez más común que artistas, funcionarios y hasta ciudadanos comunes se sientan con el derecho de mandarle recados, escribirle cartas, o usar cualquier oportunidad, escenario o audiencia, para quejarse o manifestar alguna molestia con él o con su gobierno (últimamente todas las opiniones políticas tienden a ser quejas).

En este sentido, creo que puede ser razonable que le propongas que incluya en los contratos de trabajo de quienes tienen algún vínculo con el Estado y que, en consecuencia, están bajo su tuición, cláusulas similares; es decir, que les impidan hacer declaraciones o emitir opiniones en espacios públicos que puedan ser consideradas “políticas” (de hecho, si de mí dependiera, agregaría que no pueden -durante los próximos dos años- ni protestar ni hacer huelgas).

No sé si se considerará un exceso, pero propone también hacerles contratos a los estudiantes de colegios públicos y particulares subvencionados (son como el 92% del total), a los universitarios que reciben becas o crédito, a los que estudian en institutos o universidades que reciben aporte del Estado. Todos con contratos que les impidan hacer declaraciones políticas.

Debes, eso sí, hacer ver que con esto se corre un riesgo importante: las opiniones políticas a favor del Presidente y su gobierno también estarán prohibidas (de no ser así, se arriesga a una acusación al Tribunal Constitucional).

Querida Cotty. Por último, quiero decirte que me gustaron mucho los artistas que vinieron al Festival y que agradezco la gentil invitación que me hiciste llegar y que no pude aceptar dada mi avanzada edad. Claro que para el próximo año tal vez me atreva a sentarme de nuevo entre el público.

Con el afecto de siempre, Carmela.

Abuela. Pienso que tu amiga alcaldesa se puede molestar con esta carta. No lo creo, dijo. Además yo siempre voto por ella. Tú sabes que estoy inscrita en Viña del Mar.

Normalmente no sé si mi abuela habla en serio o está bromeando. Es admirable su sentido del humor a la edad que tiene.

Chao abuela, que tengas buen día. Cuídate.

Un minuto me dijo. Tengo una duda: ¿todos los trabajadores tienen que tener un contrato de trabajo?

Abuela creo que así debe ser. Me parece que todos los trabajadores deben tener contrato.

¿Y quién firma el contrato de trabajo?

Bueno, creo que lo firma el trabajador y el empleador o su representante.

Se quedó pensativa unos segundos y luego me dijo: qué curioso debe ser el contrato de trabajo del presidente Piñera: el empleador del Presidente somos todos los chilenos.

Claro que no podemos firmar todos los ciudadanos y debemos ser representados por quien hemos elegido para aquello. Es decir, querido nieto que el contrato de trabajo del Presidente debe estar firmado por él como “trabajador” y por él como “representante” del empleador que somos todos los ciudadanos. ¡Porque estarás consciente que el Presidente trabaja para nosotros!

Abuela, no lo había pensado así.

Bueno me dijo. En este caso, además de que parece que hay un “conflicto de interés”, me asalta la duda de si será conveniente incorporar cláusulas que le impidan hacer cierto tipo de declaraciones.

Abuela, me tengo que ir. Se ha hecho muy tarde.

Bueno. Cuídate mucho.

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