Llanto de la muerte

Fue en algún remoto lugar del planeta -bajo la tierra y el fango- hasta pudo ser en Ankarana, Madagascar, en las cavernas, cuevas y galerías impresionantes donde el lémur acróbata y audaz puede saltar hasta los 30 metros para vadear el abismo. En un ambiente fantasmagórico, rodeado en áurea de reliquia, despierta a la vida una pequeña criatura tras millones de años. Restriega sus ojos en una suave y aterciopelada hoja burdeos y rayas doradas que cuelga frágil desde la grieta de una piedra.

Un suave y triste llorar se escucha a lo lejos. Está muy soñolienta para ir. El llanto se hace más intenso, lo que la empuja a incorporarse para ver lo que pasa. Le cuesta moverse, pero la curiosidad es más fuerte. Inmenso esfuerzo y mucho volar luego de tan larga hibernación; al fin logra el cometido.

"¿Quién llora y qué tienes?", pregunta la que antes de ayer era una diminuta lombriz y que ahora despierta hacia el mediodía convertida en mariposa. "Ay mi querida mariposa, de tan hermosos colores, si supieras", le dijo la tierra. "Si no me explicas no lo sé". La tierra no sabía la larga historia de su visitante. Muy pronto estaba completamente enterada.

"Mi vida se extingue irremediablemente". "¿Estás enferma?", pregunta la mariposa. "De muerte", le contesta. "La depredación de mis bosques, la contaminación de mis mares, ríos, lagos y manantiales, de las nieves y del aire; me tiene al borde del colapso y ya no puedo más". "El comercio de los animales y la extinción de tantas especies, la explotación de los minerales sin racionalidad ninguna, la falta de respeto sin considerarme su socia, maestra y compañera de vida; me desangra y mutila".

"Pero, ¿quién ha cometido tamaño crimen?", pregunta muy triste la pequeña mariposa. "El ser humano, ávido de dinero, irracional, insaciable, voraz, codicioso y ambicioso, homicida y asesino. Los encegueció la riqueza, la inmoralidad, la insensatez, la inhumanidad y el poder. No se dan cuenta del incuestionable vínculo que nos relaciona. Justo ahora llegas mi hermosa mariposa, cuando una pandemia arrasa".

"Estoy en agonía. El virus es la expresión más evidente de mis fuerzas de flaqueza. O se detiene el saqueo o nos llegará el fin inminente. Ninguna vacuna revertirá la situación. Los gobiernos engañan y utilizan a la gente para sus fines mezquinos y egoístas. Sólo en una relación sana, respetuosa y contenida con la naturaleza se encuentra la esperanza, el camino, la vida. Olor a cadáver tiene la justicia que aplican quienes ocuparon su sede y tantas veces a conveniencia de don dinero. Así, en justa venganza levantó la espada y sentenció el planeta", musitó la madre tierra.

La mariposa quería llorar, pero no quiso que la viera. Se retiró en silencio pensando que ella haría todo lo que fuera necesario para ayudar al cambio del que le había hablado la tierra.

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