#NadieSobra

Durante las últimas semanas hemos visto como se ha puesto en el tapete y en la agenda pública el debate de los migrantes y sin duda, es un tema que debemos enfrentar como chilenos, pero de forma responsable, sin caer en la generalización, discriminación, o estigmatización.

Lo anterior parece dividir a un grupo de ciudadanos del país. A través de los medios de comunicación y la opinión pública hemos visto a un número de compatriotas defendiendo los derechos y oportunidades que le entrega Chile a los migrantes, pero también hemos observado la otra cara de la moneda.

Sin embargo, algunos chilenos consideran que el país debe poner restricción a la inmigración. ¿Por qué? La arista es amplia y las conclusiones apuntan a que la delincuencia es la principal culpable, pues muchos señalan que los extranjeros estarían ligados a ella. No podría estar más en desacuerdo con esta afirmación, aun considerando las cifras entregadas.

No obstante, hay una pregunta que no puedo dejar de plantear, y con mayor razón siendo Director Nacional del Instituto Nacional de la Juventud, ¿qué piensan los jóvenes sobre el tema? ¿Existe una mirada más integradora? Un cuestionamiento importante, pues son finalmente ellos los que transmitirán el mensaje a las futuras generaciones y darán forma al Chile del futuro.

Según el sondeo realizado por el Instituto Nacional de la Juventud, “Percepción sobre Migrantes”, un 88% de los jóvenes considera que los extranjeros que viven en Chile contribuyen al desarrollo del país.

A esto sumamos que 7 de cada 10 jóvenes del país concuerda que, en términos generales, las personas extranjeras que viven en Chile son un aporte para la diversidad cultural.

Es a través de estas cifras que vemos otra visión, la mirada de los jóvenes. Aquella que no discrimina y que busca mejorar la aceptación e integración de la ciudadanía hacia los extranjeros en nuestro país.

La reflexión de los jóvenes es clara: los migrantes contribuyen enormemente en el funcionamiento de un Chile mejor, pero tiene que haber un cambio en nuestro razonamiento.

Ser migrante no es sinónimo de delincuencia, ser migrante es cultura, tolerancia, aceptación, solidaridad, riqueza espiritual y hermandad. 

Estamos en un país donde todos servimos y debemos mirar como ejemplo el pensamiento de nuestra juventud, protagonistas de las grandes transformaciones y motor de cambio en los últimos tiempos.

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