Los desafíos de la microelectromovilidad en las ciudades

Co-escrita con Giovanni Vecchio, urbanista de la Universidad Politecnico di Milano e investigadores Cedeus

La microelectromovilidad crece con velocidad. El uso de scooters, bicicletas y otros pequeños vehículos eléctricos, como los de reparto, ha emergido como una nueva forma de desplazarse en entornos urbanos congestionados. Sin embargo, la proliferación de la microelectromovilidad plantea importantes retos para las áreas urbanas, referidos sobre todo a seguridad, equidad, falta de infraestructura, regulación e impactos medioambientales. Por ejemplo, en un reciente referéndum realizado por el ayuntamiento de Paris, el 90% de los votantes apoyó la idea que los scooteres compartidos dejen de circular por la ciudad (pero votó menos del 10% del padrón electoral, unas 103 mil personas).

Entonces, podemos preguntarnos si realmente los micro vehículos eléctricos aportan a la adaptación al cambio climático y a la movilidad urbana sostenible en las ciudades. Aparentemente son más limpios y menos ruidosos, pero sus baterías de litio son poco ecológicas. Además, son vehículos inseguros: en París, Londres y Madrid han protagonizado hasta atropellos mortales. Haciendo el paralelo a las ciudades chilenas, la microelectromovilidad tienes al menos 5 grandes desafíos que la investigación y las políticas públicas debiesen abordar.

1. ¿Cómo lograr viajes seguros y cero emisión para todas las personas?

Los vehículos de microelectromovilidad son pequeños y ligeros, lo que los hace más susceptibles de sufrir accidentes y colisiones que los vehículos más grandes. Además, la velocidad a la que pueden circular estos vehículos (25 km/h sería el límite máximo, pero varios modelos pueden ir mucho más rápido) puede ser peligrosa en zonas con gran afluencia de peatones, quienes muchas veces no se dan cuenta de su presencia, sobre todo de scooters. Los conductores también pueden tener menos experiencia y ser menos conscientes de las normas y reglamentos de tráfico, por ejemplo, las direcciones de las calles o los virajes; algunas investigaciones han observado que a veces son simplemente más distraídos. Todo esto aumenta la probabilidad de accidentes.

2. ¿Cómo hacer que la microelectromovilidad sea más equitativa?

Si bien la microelectromovilidad suele promocionarse como una opción de transporte asequible, el coste de acceso a estos vehículos puede seguir siendo una barrera importante para muchas personas, especialmente las que viven en barrios de ingresos más bajos. Además, en el caso de los vehículos compartidos como bicicletas y scooters, los servicios están disponibles prevalentemente en comunas de altos ingresos.

3. Si ya es difícil caminar y moverse en bicicleta convencional por la ciudad, ¿qué infraestructura destinaríamos a la microelectromovilidad?

La proliferación de vehículos de microelectromovilidad requiere que las ciudades proporcionen infraestructura para apoyar estos modos de transporte. Esto incluye carriles bici, estaciones de carga e instalaciones de almacenamiento y señalética. Sin embargo, muchas ciudades del país tienen recursos limitados, y probablemente otras prioridades que la microelectromovilidad. Es clave avanzar en medidas que faciliten la convivencia vial entre modos de transporte, con nueva infraestructura, así como con campañas de sensibilización para los usuarios de la microelectromovilidad.

4. ¿Qué regulación se necesita para prevenir conflictos en las grandes ciudades?

La microelectromovilidad es un sector relativamente nuevo y muchas ciudades chilenas tendrán dificultades para seguir el ritmo de la innovación y el despliegue de nuevos vehículos. Como resultado, a menudo hay una falta de normas y directrices claras sobre el uso de vehículos de microelectromovilidad, lo que lleva a la confusión y la incertidumbre entre los usuarios y los funcionarios de la ciudad por igual. Por ejemplo, es fundamental aclarar que vehículos como los scooteres deben circular por ciclovías y calzadas, elemento fundamental para reducir el riesgo de accidentes con peatones.

5. ¿Cómo garantizar que la microeletromovilidad sea realmente sostenible para el medioambiente?

La microelectromovilidad ayuda a descongestionar y disminuir el ruido, pero los vehículos aún dependen de baterías de litio, cuya explotación daña comunidades y paisajes. Se espera que puedan ser reemplazadas con baterías de iones de sodio o de litio sintético, aunque son diseños de rendimiento menor y aún en investigación, se esperan nuevos prototipos para un futuro más ecológico de la electromovilidad.

En conclusión, la microelectromovilidad es una importante oportunidad para la adaptación al cambio climático, pero todavía presenta importantes desafíos para movernos de forma realmente más sustentable en ciudades con altos niveles de contaminación y motorización privada. Para superar estos desafíos, también en el contexto chileno la investigación científica debe abordar desde su perspectiva estas brechas para una microelectromovilidad más segura, asequible, accesible y ecológica para toda la comunidad.

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