¿Un conflicto laboral o un problema de seguridad aérea?

Durante los últimos días, vimos como una reivindicación que buscaba aumentar la seguridad de las operaciones aéreas fue dejada al arbitrio del mercado, en una relación a simple vista intransigente que ha golpeado a toda una industria, compañía, trabajadores y miles de usuarios.

Me refiero al conflicto entre Latam y el Sindicato de Tripulantes de Cabina de Chile, frente a un tema altamente sensible como es la exposición a la fatiga en el mundo de la aviación. Cuántas veces nos hemos enfrentado a horribles desastres que tuvieron como origen a un trabajador expuesto a jornadas extenuantes. En ese momento, los riesgos latentes se transforman en reales, con las peores consecuencias.

Hemos visto por la prensa un litigio laboral, que esconde un gran tema de fondo: la exposición de millones de pasajeros al peligro invisible de profesionales cansados y sobreexpuestos a extenuantes jornadas laborales.

Los Controladores de Tránsito Aéreo creemos que un tema tan sensible no puede sino ser abordado legislativamente en cada país, tal como lo señala la OACI - Organización de Aviación Civil Internacional, dependiente de Naciones Unidas - en las directrices que solicitan a los Estados legislar al respecto y no solo convertirse en el juez que regula una relación entre empleador y empleado. De lo contrario, surgen grandes heridas tanto económicas como de relaciones laborales y millones de pasajeros quedan expuestos a volar con tripulaciones sometidas a jornadas de trabajo excesivas.

Respecto a la situación que afecta a los Controladores de Tránsito Aéreo, la OACI ha definido que los Estados contratantes deben contar con una legislación que regule la fatiga de estos profesionales, ya sea mediante procedimientos científicamente instaurados o medidas prescriptivas que aborden o regulen tanto la duración de la jornada laboral como sus tiempos de descanso. El plazo límite es el 6 de noviembre del 2020.

Por ello, como profesionales del área hemos estado impulsando una legislación que faculte a la autoridad aeronáutica de nuestro país a reducir la jornada laboral, en aquellos lugares de nuestro país en que la carga de trabajo supere ciertos umbrales. 

Actualmente, estamos trabajando con el ministerio de Defensa para la promulgación de un reglamento, que aborde todos los puntos que permitan regular un adecuado manejo de la fatiga en el servicio que prestamos a millones de pasajeros que abordan un avión. Esto, porque no solo se requiere una tripulación en óptimas condiciones, sino también que esa red invisible que sustenta cada vuelo, conformada por los controladores, cuente con una adecuada gestión de su estrés y fatiga por parte de las autoridades del país.

Hoy, en Chile un controlador de tránsito aéreo trabaja turnos de 12 horas, en jornadas sucesivas que cubren las 24 horas del día y los siete días de la semana. Somos empleados públicos con un régimen laboral de un mínimo de 44 horas semanales y no contamos con una legislación especial que regule nuestra labor y, en buena cuenta, cómo se presta este servicio esencial por parte de Estado.

La seguridad de las operaciones aéreas involucra una cadena que une tecnología, infraestructura y capital humano, siendo este último su eslabón más débil y en el cual los Estados han centrado su preocupación, a través de la OACI.

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