Gestión de presupuestos municipales, una tarea pendiente

Mejorar la gestión del presupuesto de la nación ha sido siempre la consigna apenas se inicia la discusión presupuestaria en el Congreso de la República. Una situación similar viven otras instituciones públicas, que durante este mismo periodo se encuentran en una discusión presupuestaria, y ejemplo de ello son los gobiernos regionales y las municipalidades.

Respecto de éstas últimas, la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades, específicamente su artículo 56, establece que se deberá presentar de manera oportuna y en forma fundada, a la aprobación del concejo, el presupuesto municipal. Ante ello, su presentación para iniciar el proceso de discusión se realizará durante la primera semana de octubre, siendo diciembre -a más tardar- el mes en el que se someterá a votación.

De la misma manera que el presupuesto de la nación representa uno de los instrumentos de gestión de mayor relevancia para el nivel central, los presupuestos municipales lo son para las comunas, donde cada una de ellas, teniendo complejas y diferenciadas realidades, se busca responder a dichos desafíos mediante una buena gestión del gasto municipal.

En ese contexto, cabe preguntarse que espacios de gestión pública se vislumbran para el rediseño de programas y políticas municipales que no son -o nunca han sido- evaluadas sobre la base de un gasto con mayor eficiencia y eficacia.

Si a nivel central los programas y políticas son evaluados por la Dipres mediante instrumentos como las Evaluaciones de Programas Gubernamentales (EPG) y la Evolución del Gasto Institucional (EGI), entre otros; a nivel local la realidad dista mucho. Si bien, la Ley Orgánica Constitucional de Municipios mandata a las Secretarias Comunales de Planificación (Secplan) a realizar dicha labor -entre otras-, la evidencia demuestra que aquello se cumple poco, quedándo sometido a la discricionalidad de la autoridad municipal, o bien, a los esfuerzos de los profesionales disponibles.

La importancia de evaluar programas y/o politicas municipales propias radica justamente en la necesidad de aprovechar los escazos recursos y la "autonomía" financiera que poseen, a fin de impactar de mejor manera en la caldiad de vida de las personas. Las correcciones y cambios de criterios que puedan tener dichos programas dependerán en parte de la capacidad de discusión y análisis que se establezcan en los procesos de discusión del presupuesto municipal, con el fin de mejorarlos, o bien, disminuir los recursos en las partidas correspondientes.

En momentos en que Chile se aproxima a iniciar nuevamente un rediseño de su institucionalidad, aprovechar dicha instancia para empoderar a los gobiernos locales mediante la entrega de mayores facultades, herramientas y presupuesto, es una necesidad acorde a los tiempos. La ciudadanía exige hoy, tener instituciones más eficientes, pero sobre todo, municipios a la altura de las complejas necesidades que se viven en el territorio, especialmente en la gestión del gasto municipal.

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