A 55 años de relaciones diplomáticas: El gran desafío del chino mandarín en Chile
Roberto Lafontaine, director de la Fundación CLEC, enfatizó que el próximo paso es consolidar una enseñanza con sello latinoamericano.

Roberto Lafontaine, director de la Fundación CLEC, enfatizó que el próximo paso es consolidar una enseñanza con sello latinoamericano.
A más de medio siglo del inicio de las relaciones diplomáticas entre China y Chile, el idioma mandarín se ha transformado en un puente cultural entre ambos países, sin embargo, el gran desafío hoy es formar profesores locales que puedan enseñar el idioma desde la mirada y la metodología latinoamericana.
Roberto Lafontaine, director de la Fundación CLEC, explicó en Efecto China que "necesitamos profesores nacidos en nuestra región, con nuestra cultura, que enseñen el chino con la manera en que los latinoamericanos aprendemos".
Actualmente, docentes enviados desde China enseñan mandarín en colegios y universidades a lo largo del país, desde Santiago hasta localidades pequeñas como Los Álamos (Arauco) y Pueblo Seco (Ñuble). Pero, según Lafontaine, esta red requiere fortalecerse con educadores chilenos certificados, capaces de sostener el crecimiento del idioma en el largo plazo.
Para enfrentar este desafío, recientemente se firmó un acuerdo entre la Fundación CLEC, la Universidad Santo Tomás, la Universidad del Este Normal de China y la Universidad de Anhui, que permitirá crear un centro de capacitación y perfeccionamiento de profesores de chino en América Latina.
El objetivo es ofrecer certificaciones, diplomados y programas de posgrado para quienes ya dominan el idioma, pero carecen de formación pedagógica. "Muchos jóvenes aprendieron chino, pero no tienen una acreditación para enseñar. Este nuevo centro les permitirá profesionalizar su vocación y convertirse en profesores locales", explicó Lafontaine.
Además, el proyecto busca desarrollar materiales de enseñanza adaptados al contexto latinoamericano, con contenidos audiovisuales, referencias culturales locales y apoyo tecnológico que acerque el idioma a las nuevas generaciones.
Desde la llegada de los Institutos Confucio en 2007, más de 30.000 personas han estudiado chino mandarín en Chile y más de 1,2 millones han participado en actividades culturales relacionadas con el país asiático.
El interés se ha extendido desde las universidades hasta colegios públicos, gracias al convenio firmado entre el Ministerio de Educación de Chile y el Gobierno chino. Este acuerdo permite la presencia de profesores en distintas regiones y ha fomentado un aprendizaje que combina idioma y cultura.
"Lo importante es que el chino no se enseña aislado", enfatizó Lafontaine. "El idioma va de la mano con la cultura, y esa combinación ha sido clave para acercar a ambos pueblos", resaltó.
La Fundación CLEC impulsa también programas temáticos llamados "Chino más", que integran el idioma con áreas del conocimiento como ingeniería, hidrógeno verde, medicina, moda o agricultura. Estas iniciativas han llegado a más de 300.000 personas en América Latina, generando vínculos entre académicos y universidades de la región con sus pares chinos.
"Ya no se trata solo de aprender a decir 'ni hao'. Se trata de conectar conocimientos y crear proyectos conjuntos", destacó el director de CLEC.
A 55 años de relaciones diplomáticas, el mandarín se consolida como una herramienta estratégica de integración cultural y educativa. El siguiente paso, afirma Lafontaine, será construir una generación de docentes latinoamericanos que mantengan vivo ese puente con autonomía y visión propia.
"El idioma chino es una puerta abierta al conocimiento, pero ahora debemos asegurarnos de que quienes enseñan tengan también nuestras raíces. Ese es el verdadero salto que nos queda por dar", concluyó.