China Hoy: La eterna belleza de la Gran Muralla

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La Gran Muralla se ha extendido por China durante milenios y ha resistido guerras y tormentas, reflejando la diligencia, la perseverancia y el patriotismo de la civilización china.

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Para los fotógrafos, la casualidad es la catalizadora esencial para captar un momento decisivo. Yang Dong lo experimentó por primera vez en 2016, mientras descansaba en la sección Jinshanling de la Gran Muralla, en la provincia de Hebei, en el norte de China. Descontento por no haber podido, después de varios intentos, encontrar un punto de vista adecuado para una toma innovadora, su casualidad se produjo cuando al mirar hacia arriba, una formación de nubes pasó repentinamente sobre una torre de baliza de la Gran Muralla. Inmediatamente sacó su cámara y tomó la foto a la que tituló Llamado de guerra, la cual luego le valió un premio.

En la antigüedad, el humo que se elevaba de las hogueras que los soldados encendían en las torres de baliza actuaba como señales militares. Las nubes sobre la torre de baliza en Llamado de guerra se parecen a esa señal, lo que al instante recuerda a un antiguo campo de batalla. Esta es la fotografía personal más preciada de Yang Dong.

Pero detrás de esa casualidad hay una acumulación constante de experiencia. Durante más de ocho años, el objetivo principal de Yang Dong, nacido en 1992 en la provincia de Liaoning, al noreste de China, ha sido registrar con su cámara la belleza de la Gran Muralla.

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Yang Dong frente a la Gran Muralla.

ENFOQUE FOTOGRÁFICO

Yang Dong comenzó como fotógrafo aficionado, pero decidió especializarse en fotografía de retratos. En 2015, recibió formación en fotografía profesional en una clase complementaria en la Academia de Cine de Beijing con el profesor Xiao Dianchang. En esa clase, aprendió dos requisitos fundamentales. En primer lugar, la fotografía debe implicar ideas originales. "Copiar las fotos de otras personas no es verdadera fotografía", es una regla que Yang Dong siempre tiene en mente. "La fotografía solo es auténtica cuando refleja tu visión particular". En segundo lugar, encontrar el tema correcto, sobre el cual, en aquel entonces, Yang Dong no tenía ni idea.

La búsqueda de un tema significativo se convirtió así en la búsqueda personal de Yang. Sus compañeros de clase tomaban unas 200 fotografías durante un fin de semana, pero Yang generalmente lograba alrededor de 2.000. Sus esfuerzos dieron frutos. El profesor elogió algunos de sus trabajos, al punto de utilizarlos como casos de estudio en clase, y algunos fueron utilizados por los medios de comunicación. Al poco tiempo, Xiao Dianchang le dijo a Yang que no tenía mucho más que aprender en la clase. Más tarde, cuando Xiao comenzó a enseñar fotografía de retratos, Yang se dio cuenta de que, debido a su alcance limitado, la fotografía de retratos no era lo suyo. Entonces, la dejó.

Como muchos fotógrafos novatos, Yang buscó premios que le brindaran el reconocimiento de los profesionales. Por lo tanto, presentó sus fotografías en más de 50 concursos, en uno de los cuales envió más de 100 fotografías. Pero no recibió ninguna respuesta. Esto fue un gran revés para él. "Como si me arrojaran un balde de agua fría", manifiesta. Sin embargo, su pasión por la fotografía lo ayudó a superar estas decepciones a medida que redujo su campo fotográfico a la Ciudad Prohibida y la Gran Muralla.

Un día, mientras Yang navegaba por Internet en busca de las vistas más impresionantes de la Gran Muralla, la sección Jinshanling llamó su atención. En su primer viaje allá, el 9 de septiembre de 2015, quedó inmediatamente asombrado por su magnífico paisaje. Terminó quedándose tres días en un esfuerzo por capturar el esplendor de la Gran Muralla. Fue su fotografía tomada en la sección Jinshanling de la Gran Muralla la que le valió un premio por primera vez en un concurso organizado por Fotografía Nacional unos meses después. "Como era mi primer premio, estaba tan eufórico que no pude dormir durante una semana", menciona. Desde entonces, las fotografías de Yang sobre la Gran Muralla han recibido reconocimiento profesional.

Tras un tiempo, Yang llegó a la conclusión de que, como hay menos visitantes en la Gran Muralla que en la Ciudad Prohibida, la primera ofrece un mayor espacio creativo. Además, la Gran Muralla tampoco impone horarios fijos de visualización ni cierra al final de la tarde. Decidido a registrar la belleza de estas antiguas fortificaciones a través del lente de la juventud, Yang encontró su destino temático.

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Fotografía de una torre de baliza tomada por Yang Dong en la sección Huangyaguan de la Gran Muralla, en la ciudad de Tianjin. (Cortesía de Yang Dong)

SUPERAR LAS ADVERSIDADES

Como la Gran Muralla se encuentra principalmente en sitios suburbanos, llegar allá significa un largo viaje para Yang. Para tomar fotografías del amanecer o del cielo nocturno de la Gran Muralla es necesario acampar y dormir en la zona.

La seguridad es otra cuestión. Siglos de historia han hecho que las estructuras de muchas secciones de la Gran Muralla no incluidas en el itinerario turístico sean poco sólidas. "Un golpe de uno de los ladrillos que a veces caen de la Gran Muralla podría ser mortal", dice Yang en tono jocoso, aunque recomienda que los visitantes usen cascos de seguridad. Asimismo, escalar la Gran Muralla para encontrar el ángulo fotográfico perfecto requiere un trabajo físico intensivo, y Yang tiene que cargar decenas de kilogramos de equipo fotográfico por rutas empinadas.

Fotografiar la Gran Muralla también requiere una paciencia ilimitada. "Podría estar satisfecho con solo una de cada 10 fotografías que tomo", expresa. El clima es una fuente de incertidumbre. Yang explica que tomar una fotografía de un mar de nubes en la Gran Muralla solo es posible si llueve el día anterior. E incluso si así fuera, existe una pequeña probabilidad (alrededor del 10 %) de que se formen nubes, aunque con el requisito previo de que el tiempo lluvioso no se extienda hasta el día en cuestión. Una vez que el viento supere la fuerza tres (brisa débil), todas las nubes desaparecerán. Y a medida que sale el sol y sube la temperatura, el mar de nubes se evapora y cubre la Gran Muralla, ocultándola de la vista humana.

"Hay que venir a la Gran Muralla una y otra vez (unas 10 o 20 ocasiones) hasta que surja la oportunidad de tomar la fotografía correcta", indica Yang a China Hoy. "Pero en ese momento decisivo, te olvidas de todas las dificultades del camino. Para mí, ese es el atractivo de fotografiar la Gran Muralla".

EL LLAMADO DE LA GRAN MURALLA

Al principio, ganar premios era el objetivo principal de Yang. Pero después de recibir innumerables elogios y aparecer en los titulares nacionales, incluida una medalla de oro en la 45.ª edición de los Premios de Fotografía de Nueva York en 2016 por capturar la vista matutina de la sección Jiankou de la Gran Muralla, en 2017 se fijó un nuevo objetivo: ayudar a cada vez más personas a apreciar la magnificencia de este patrimonio de la humanidad.

En consecuencia, creó cuentas de redes sociales en varias plataformas, en las que fue compartiendo la belleza de la Gran Muralla con cientos de miles de seguidores.

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Una fotografía tomada por Yang Dong de la sección Jiankou de la Gran Muralla, en Beijing, rodeada por un mar de nubes y cubierta de nieve.

En 2018, mientras Yang fotografiaba la Gran Muralla en la provincia de Shanxi, conoció a Lü Chenggui, uno de sus protectores locales. Lü le contó cómo su padre había protegido la Gran Muralla de los daños y cómo el propio Lü ayudó a aumentar el ingreso per cápita de los aldeanos locales de aproximadamente 1.700 yuanes a más de 20.000 yuanes protegiendo la Gran Muralla y desarrollando el turismo local.

Los aldeanos han comprendido la importancia de la Gran Muralla, ya que anteriormente la consideraban una estructura obsoleta y en ruinas. Alguna vez, incluso, se apropiaron y utilizaron sus ladrillos como material de construcción. Sin embargo, impresionados por las décadas de esfuerzos de Lü para proteger la Gran Muralla y agradecidos por los beneficios del turismo, los aldeanos ahora son plenamente conscientes de su importancia y son proactivos en la protección de su antiguo patrimonio cultural.

Conmovido por esta historia, y habiendo sido testigo de sus graves daños, Yang se identifica con la urgencia de proteger la Gran Muralla. "Parte de la Gran Muralla ha sido dañada por los seres humanos, mientras que otros daños han sido el resultado de la naturaleza, como los rayos, las tormentas de nieve y los terremotos", argumenta Yang. Según datos de la Administración Nacional del Patrimonio Cultural en 2012, de sus 21.196,18 kilómetros de longitud total, menos del 10 % de la Gran Muralla está "relativamente bien" protegida.

Cuando Yang publicó en línea sus fotografías de secciones dañadas de la Gran Muralla, evidentes en enormes grietas, los espectadores quedaron impactados y comentaron: "¿Cómo pudo haberse llegado a esto?". Sin embargo, cuando Yang envió algunas de estas fotografías a las autoridades locales, estas actuaron de inmediato para salvaguardar estas secciones precarias.

La Gran Muralla se ha extendido por China durante milenios, y ha resistido guerras y tormentas. Por tanto, refleja la diligencia, la perseverancia y el patriotismo de la civilización china, un espíritu que Yang Dong se ha propuesto registrar y celebrar. Para 2023, Yang había tomado alrededor de 60.000 fotografías y cientos de terabytes de videos de 180 secciones de la Gran Muralla, desde el noreste de China hasta la región autónoma uigur de Xinjiang, en el noroeste. Por todo ello, seguirá capturando los momentos decisivos en la Gran Muralla.

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