Este 2024 se cumplieron 10 años desde que el presidente Xi Jinping propusiera, en Brasil, construir una "comunidad de futuro compartido" entre China y América Latina y el Caribe (ALC), una visión que ha cimentado una cooperación Sur-Sur cada vez más profunda.
La iniciativa ha tomado forma a través de proyectos emblemáticos en infraestructura, comercio, educación y salud, con Chile como uno de los protagonistas. Nuestro país no solo fue pionero en firmar un Tratado de Libre Comercio con China, sino que hoy destaca entre los socios claves de la Franja y la Ruta.
En esta década, el intercambio bilateral entre ambas regiones se ha disparado, con un comercio que roza los 500.000 millones de dólares y una inversión china que supera los 600.000 millones. A nivel local, las empresas chinas han impulsado obras de alto impacto y programas educativos como becas y formación técnica. Chile, junto a Perú y Ecuador, forma parte del selecto grupo que cuenta con tratados de libre comercio modernizados con Beijing, facilitando la integración económica en medio de un mundo en transformación.
De cara a los próximos diez años, el desafío será elevar la cooperación hacia áreas de alto valor agregado: digitalización, desarrollo verde, innovación tecnológica y gobernanza global.
Desde Santiago hasta Shenzhen, el compromiso mutuo apunta a forjar una alianza más inclusiva, sostenible y beneficiosa para los pueblos. La comunidad China-ALC ya no es solo una idea, sino una arquitectura en marcha, con Chile bien posicionado para liderar su próximo capítulo.
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