El tren de carga China-Europa, uno de los símbolos más representativos de la cooperación entre Beijing y Bruselas, se ha convertido en un eje clave para el comercio intermodal marítimo-ferroviario. A 50 años del establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y la Unión Europea, su alcance y eficiencia marcan un récord histórico.
Desde el puerto de Erenhot, en la ruta central, la red pasó de solo dos rutas en 2013 a 73, conectando más de 60 ciudades chinas con países como Alemania y Polonia. Hoy, 128 ciudades de China enlazan con 229 urbes en 26 países europeos y más de 100 ciudades en 11 naciones asiáticas, integrando incluso a países sin salida al mar.
"El tren de carga China-Europa ha abierto rutas directas para las empresas del interior y nuevas vías comerciales para Asia Central", destacó Chen Guowei, gerente de la empresa de almacenaje Daxu. El modelo intermodal combina la rentabilidad del transporte marítimo con la rapidez ferroviaria, lo que ya ha permitido más de 110 mil viajes y mercancías valoradas en 450 mil millones de dólares.
Además de volumen y cobertura, el servicio está diversificando sus cargas: desde paneles solares y vehículos eléctricos hasta alimentos frescos y productos farmacéuticos, consolidándose como pieza estratégica de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.