Aunque los mundiales de fútbol suelen tener a los mismos protagonistas, la categoría sub 17 es un universo aparte, un torneo con su propio guion donde las jerarquías del fútbol adulto se desvanecen. En esta competición, los gigantes no siempre son los esperados, y son selecciones especialistas las que históricamente dominaron el palmarés.
El caso más emblemático es el de Nigeria. Las "Aguilas Doradas" son la máxima potencia en la historia de la competición, con un récord de cinco títulos mundiales en su haber. Con un despliegue físico y una velocidad formidable, el equipo africano se transformó en un rival temido y en un permanente candidato cada vez que clasifica al certamen.
Otro especialista indiscutido es México. El combinado azteca no solo ganó el torneo en dos ocasiones (2005 y 2011), sino que lo hizo exhibiendo un fútbol de alto vuelo y presentando a generaciones doradas como la de Carlos Vela y Giovani dos Santos. La capacidad competitiva del equipo mexicano en esta categoría lo posiciona siempre como un favorito natural.
Esta realidad contrasta fuertemente con la de algunas potencias tradicionales. Sorprendentemente, Argentina, una de las mayores canteras de talento del mundo, nunca pudo ganar el Mundial sub 17, una de las pocas deudas pendientes de su laureada historia.
Del mismo modo, selecciones como Italia o Uruguay tampoco pudieron levantar el trofeo, demostrando que en el fútbol juvenil, la historia y la camiseta no siempre son suficientes para alcanzar la gloria.