Especialista de la U. de Chile: En las barras existe un ritualismo que define al equipo rival como un enemigo
“Hay una cultura muy, pero muy violenta”, comentó el académico del Departamento de Sociología de la U, Rodrigo Figueroa.

“Hay una cultura muy, pero muy violenta”, comentó el académico del Departamento de Sociología de la U, Rodrigo Figueroa.
Los hechos de violencia en las tribunas del estadio de Independiente de Avellaneda, cuando se enfrentaba a Universidad de Chile en los cuartos de final de la Copa Sudamericana, dejaron a 19 personas en recintos hospitalarios en Argentina. Estos hechos no son aislados y se siguen sumando a incidentes en distintos países de la región.
El académico del Departamento de Sociología de la Universidad de Chile, Rodrigo Figueroa, aseguró que estos hechos, además de afectar a los mismos hinchas, de manera física y psicológica, también hace lo mismo en jugadores, porque "hay un impacto directo en lo que es la mentalidad deportiva de los futbolistas en ese instante la competencia, en el partido, dado que genera ansiedad, genera una desconcentración, miedo, también hay un factor importante y hay elementos también que dicen relación con la asistencia de familiares que suelen acudir a los partidos y hay también un vínculo de protección, de preocupación que el jugador expresa hacia sus familiares".
"Hay una incidencia, hay un impacto de estas situaciones en el jugador y situaciones dramáticas como las que se vivieron anoche o las que se vivieron en el partido de Colo-Colo con Fortaleza generan, impactan negativamente en los rendimientos deportivos. Eso queda en evidencia y hay mucha claridad respecto a ese impacto", aseguró Figueroa.
Figueroa asegura que hay diversos factores que explican lo que ocurrió la noche del miércoles en Avellaneda y uno de ellos es el "factor organizativo, hay elementos en la organización del espectáculo, estos son eventos de alta complejidad. Hay un movimiento de alrededor de 3.500 hinchas, de lo que podríamos llamar el equipo visitante, que se mueven, que van a la ciudad, que están en hoteles o que llegan por el día, que van en buses y que, muchos de ellos, también tienen la condición de ser barrabrava y eso requiere medidas de control, de contención, de supervisión, de vigilancia policial, y ahí hay un tema organizativo".
"En segundo lugar hay una cultura muy, pero muy violenta de las llamadas barras bravas, que tienen códigos, que tienen rituales, que tienen ciertas consignas, que es un ritualismo que define al equipo rival como un enemigo y al enemigo hay que aplicarle la violencia, o estigmatizarlo, humillarlo, de una lógica de una parte que no es la mayoritaria, pero es una parte importante de las hinchadas que se comportan de esta forma. Hay otro grupo de personas, de hinchada, que va a disfrutar el partido, a vivir la experiencia de ver a su equipo jugar de visita en una instancia como esta, que es tan linda como la Copa Sudamericana", agrega Figuera.
El académico de la U. de Chile añade que "el tercer factor que creo que es un poquito la novedad que podríamos instalar en la discusión respecto a este evento, me parece a mí mirándolo como un espectador más, es la falta de planes de contingencia y que sean claros, que sean nítidos, que sean contundentes, para poder actuar ante este evento, así como cuando tú vas al cine o a un espectáculo masivo, te indican antes de que comience el espectáculo lo que debes hacer en caso de una emergencia".
"Sin público en los estadios, se muere el deporte", sentenció Figueroa.