Los ingresos reales por habitante en Chile crecieron un 3,1% en el primer trimestre, gracias a la caída de la inflación y al aumento de la actividad, lo que hace de ese país el que registró el mayor incremento de la OCDE, donde el ascenso se quedó en el 0,1%.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) señaló este jueves en un comunicado que el producto interior bruto (PIB) per cápita en Chile subió un 0,5%, lo que junto al descenso de la inflación contribuyó al tirón de los ingresos reales por habitante.
¿Cómo se calcula?
Los ingresos reales están integrados por todo tipo de remuneraciones como los salarios, las rentas inmobiliarias y financieras o las prestaciones sociales que perciben las familias, y a eso se le descuentan los impuestos para determinar el dinero que finalmente les queda disponible.
Hay que tener en cuenta que, en los tres últimos meses de 2024, esos ingresos reales por habitante en Chile se habían reducido un 2,27%.
Resultados en el G7
En el primer trimestre de 2025, ese indicador progresó en la mayor parte de los países del G7, en particular en Italia (1%) y en menor medida en Estados Unidos (0,5%), en este último caso por el alza de la remuneración de los asalariados y por unas mayores prestaciones sociales públicas, que compensaron la baja del PIB por habitante (-0,3%).
El contrapunto en el G7 lo marcaron Alemania, con un descenso de los ingresos reales per cápita del 0,4%, y sobre todo Reino Unido, con un retroceso del 1,3%.
En España, los ingresos reales por habitante disminuyeron un 0,2% pese a que el PIB per cápita aumentó un 0,41%.
La OCDE no explica en su comunicado esa aparente paradoja, que puede deberse, por ejemplo, a un aumento de los impuestos o a una reducción de las prestaciones sociales, pero también a una caída de algún tipo de remuneración, como los salarios o las rentas inmobiliarias o financieras.
Portugal fue el miembro de la OCDE que sufrió el mayor descalabro de los ingresos reales per cápita en el primer trimestre (-4,5 %) y eso principalmente por un incremento de los impuestos, unido a una disminución del PIB por habitante.