Jean-Michel Jarre en Chile: El amplio sentido de la palabra espectáculo
El francés de 69 años se presentó ante casi 12 mil personas en el Movistar Arena.
El show se extendió durante una hora y media.
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Las millonarias convocatorias de público, como las que el francés vio en Houston en el 85 o en Moscú en el 87, evidentemente ya no son las mismas. Pero Jean-Michel Jarre tenía una deuda pendiente con sus fanáticos chilenos.
Cuando parecía que por fin iba a pisar territorio chileno, un inesperado suspenso vino de la mano de la cancelación en primera instancia del show que tenía agendado para noviembre de 2017. Pero luego de arreglar el traspié con la productora Fénix, la mente creadora de discos tan emblemáticos como "Oxygène" y "Équinoxe" este martes sí pudo pisar el escenario del Movistar Arena, para su debut definitivo en el país al otro lado del mundo.
Pero el inicio no podía ser puntual, démosle más suspenso al asunto, al parecer pensó el músico y las luces no se apagaron hasta las 21:30 horas, cuando finalmente decidió salir al escenario, para hacer su desembarco con "Automatic", esa colaboración que lanzó en 2015 junto a Vincent Clarke.
Evidentemente esta no era una propuesta sólo musical, sino que cubrió todo el amplio sentido de la palabra espectáculo, fusionando sus característicos sintetizadores con coloridas y despampanantes visuales.
Pantallas tanto en el fondo del escenario como en el frente, delante de Jarre, fueron parte del decorado. Figuras geométricas luminosas, otras antropomórficas, hicieron diversas apariciones, creándose de la nada y fragmentándose después. Mientras, unos lásers inundaban al ritmo de la música el resto del recinto en el Parque O'Higgins, para completar la alucinación.
Al hombre le gusta hablar en medio de sus presentaciones, pero sabe que la protagonista es la música, por lo que sus palabras fueron breves y cada dos o tres canciones. Agradecimientos varios por la reacción del público y presentaciones particulares para algunos de sus creaciones, recalcando temáticas importantes como el medio ambiente, fue parte del intercambio que tuvo con el público, tanto en español como inglés, el también productor de 69 años.
Brilló particularmente una mención para Edward Snowden en la presentación de "Exit", mientras que la cara digitalizada del informático posteriormente apareció en el centro de todo para resaltar cuestionamientos sobre el almacenamiento de los datos privados en dispositivos electrónicos y cómo los derechos de las personas son colectivos no individuales, para que todos puedan prosperar en el futuro.
Esa es la tónica que siguió la presentación de Jean-Michel Jarre en la calurosa noche de marzo que lo trajo al país. La interpretación de "Oxygen, Pt. 4" fue uno de los momentos más aplaudidos, pero el momento del arpa láser para "Time Machine", sin duda, fue uno de los más sorprendentes.
He aquí lo extraño. Para ser un concierto tan energético y dispuesto a motivar movimientos involuntarios de los pies, los casi 12 mil fanáticos que llegaron a presenciar el show lo vieron sentados. Pobre del que fuera tan osado como para ponerse de pie, los gritos de las personas que estaban más atrás les caían como lluvia al concluir las canciones, demandando tener de vuelta su panorámica.
Pero más allá de eso, en Jean-Michel Jarre hay un artista que se preocupa de todo. Su presentación no es mezclar los hits pop del momento con sus propias composiciones, no es solo apretar play, subiendo y bajando los volúmenes. El francés construye sus sonidos sobre el escenario con sus propias manos armado con sintetizadores, guitarras y más; las gráficas que utiliza son un sello propio que se ajusta a su apuesta, la iluminación te sumerge en la experiencia y todo termina siendo una travesía tremendamente original y satisfactoria en 90 minutos de actuación.
"Volveré pronto. ¡Viva Chile! ¡Viva Santiago!", lanzó al cerrar Jean-Michel Jarre, envuelto en una bandera chilena. Vamos a ver qué tan pronto cumple su palabra.